Guardaste mis demonios del otro lado del cuadro que está en tu pared, tocaste mi cuerpo cada noche en la que me hiciste creer que lo necesitabas, buscaste el momento más triste y decidiste hablar, buscaste mi corazón en el suelo y decidiste seguir hablando. Ocultaste las horas del reloj que quedó en la basura, dejaste una carta en el buzón de quejas del hotel, culpaste a Dios porque me alejó de ti, porque tú nunca fuiste el chico malo, nunca buscabas el momento más triste y decidías hablar, nunca viste a mi corazón balanceándose por el suelo, nunca decidías hablar.
Escribiste “te amo” sobre un cartel que se derritió por el calor, tantos colores, pocos sentimientos, olvidaste que lo escribí antes y no dijiste nada, ignoraste mi firma sobre el costado derecho, sólo la tapaste para la foto, para las noticias.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PoetryLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...