Los buenos modales nunca charlaban contigo, tu rostro parecía el encanto que las pinturas envidiaban, pero tus palabras eran suficientes para olvidar tu sonrisa y lo atractivo que era mirarte caminar por las calles más transitadas. Observo a los aviones pasar sobre mi cuerpo, pero no logro notar lo rápido que pasa el tiempo y lo lento que se siente por tu culpa.
Si no me hubieras dicho lo lindos que se veían mis ojos mientras el sol los golpeaba, tal vez no hubiera escrito una historia sobre nosotros, si no me hubieras besado en nuestra primera navidad o en la siguiente, tal vez no hubiera perdido lo que creí tener. Debería pedir disculpas, pero no sé cómo empezar a hablar ahora, no recuerdo cómo decir “lo siento” porque siempre me mostraste que es difícil admitir la culpa de tus propias acciones, de tus delitos.
La luna se pintó de rojo esta noche, no, no era un eclipse, sólo había derramado mi sangre sobre ella por cada noche en la que las excusas derrumbaron a mis pensamientos y en la que las disculpas repetían el mismo discurso que seguramente me aprendí.
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Los poetas malditos nunca mueren IV
PoetryLos poemas que te escribí son aquellas razones por las que viví, ahora que he escrito suficientes, me pregunto si algún día los leerás para mí...
