30 de septiembre, 2022

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La invitación decía a las 8:00 p.m., pero la fiesta realmente comenzó a las 10:36 p.m. cuando decidiste llegar. No me miraste, caminaste directo a la mesa donde las bebidas no podían distinguirse, mis amigas estaban por todos lados y el asiento de la esquina parecía el mejor lugar donde debía quedarme. El humo y las luces neón volaban a través del techo, golpeando a las mentes jóvenes que alguna vez creyeron en el amor, los gritos y las sonrisas se mostraban en el balcón, no era el momento perfecto, pero parecías estar viviéndolo.

Y sí, mierda, las 12:03 y decidiste casualmente tomar el asiento que estaba al lado mío, fingiste no verme, tu estómago podía escucharse, mis nervios estaban saltando los árboles, te fuiste antes de que nuestras mentiras favoritas se cruzaran, así que todo parecía una fiesta en realidad.

Y sí, mierda, las 12:28 y me besaste, sin palabras, sin explicaciones, sin haber dicho algo antes, corriste más rápido de lo que el taxi pudo, estaba por irme, pero decidí quedarme una vez más, todo parecía una fiesta en realidad.

Los poetas malditos nunca mueren IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora