Capítulo 39: Un hada perdida.

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La calidez del sol y la suave brisa recorrían su cuerpo, ondeando el típico uniforme escolar que portaba de la academia para omegas de San Petersburgo, su cabello recogido en una coleta alta se despeina, solo en aquella azotea, juega con una pajilla en su boca, aquella que era evidencia de la leche achocolatada que hacía poco terminó, sus ojos verdes admiran el paisaje de la ciudad con tranquilidad, fuera de sentirse triste, disfruta de relajar la mente en algo tan común, alejado de la gente y el bullicio, solo disfrutando de las sensaciones que le brindan paz.

La campana suena, se mueve con tranquilidad, piensa si es necesario apresurarse a llegar a su aula o saltarse la siguiente clase, después de todo, es una aburrida materia de manualidades. Camina por los pasillos con desgano hasta que sus pies se topan con la enfermería, sonríe malicioso cuando la enfermera sale rumbo a la dirección de la escuela con carpetas en mano, como siempre la puerta está abierta, señal de que no se estaba atendiendo a nadie en ese momento, entra sin avisar, como si fuese un viejo conocido, ahí se topa con el practicante de medicina en turno.



—Yura ¿No deberías estar en clase? —pronuncia un joven con bata blanca, su cabello oscuro y corto, anota en una tablilla sin voltear a ver al omega.

Debería —repite irónico, acercándose con las manos en los bolsillos —¿Qué haces? —se asoma sobre su hombro.

—Tampoco deberías holgazanear en la enfermería —reprende, golpeándole la cabeza suavemente con la tabla—, hago el inventario de los medicamentos —responde de igual manera.

—Es una estúpida clase de manualidades, no me interesa conocer el punto de cruz —reniega.

—Quien sabe —sonríe con burla—, quizás a JJ le gustaría que bordes sus calzoncillos.

—¡Que asco! —su mueca refleja completo desagrado.

—Jajajaja —su risa sale genuina—, por cierto, JJ me preguntó si hoy podían tener una cita.

—¿Me llevarás en "la bestia"? —pregunta con interés, dándole un golpe juguetón con el puño en el hombro del mayor.

—Por supuesto.

—Entonces si —se encoge de hombros—, hoy no tengo clases extra.

—Perfecto, nos vemos al terminar las clases —acuerda—, ahora ve a tu aula antes de que llegue la enfermera —insiste.

—Aburrido —rueda los ojos.



Una vez abandona el lugar y sale de la vista del estudiante de medicina, sonríe, sonrojándose un poco por la emoción, sus feromonas pululan con un dulce olor, entonces agradece que el otro no pueda percatarse de ellas, pues sería bastante vergonzoso que le viera así, ventajas y desventajas de los betas, piensa para sí mismo.

En un inicio pensó que tener una pareja Delta era, sin duda, un dolor de cabeza, todavía recuerda cuando le conoció, aunque se le notaba nervioso, JJ nunca dejó de presumir y hacerle ver que era muy buen partido, claro, para el pobre chico era su única y última opción disponible, mientras tanto para Yuri Plisetsky, era "el repuesto" sino encontraba a su Gamma, por lo que sus padres no desecharon la idea de que pudiera conocerlo, más allá de los miedos donde fueran a reaccionar de alguna manera por su compatibilidad, el encuentro le supo a nada, pues no sintió la más mínima conexión, bueno, si se cuenta la incomodidad, quizás sí que sintió algo, posteriormente, con las siguientes "citas", le pareció más tratable, aunque persistía en llamar su atención, ya comenzaba a entender que requería de su espacio y no insistía tanto, por lo que habían entrado en una extraña dinámica.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now