Capítulo 42: Dulces memorias.

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Las memorias siempre vienen acompañadas de emociones, muchas veces, no solo son imágenes que se dibujan en la mente, pues incluso, el sonido, sabor u olor pueden venir acompañados de alegría o nostalgia, como lo son la fragancia de un perfume, el sabor de la comida de mamá, la melodía de una canción, la esencia de otra persona, sus feromonas.

El embarazo de Yuuri comienza a tener altas y bajas, sorpresivamente el primer trimestre fue muy tranquilo, pero ahora ciertas situaciones se han agravado, su olfato se estaba volviendo más agudo, al igual que su oído, causándole problemas en la universidad, pues le cuesta concentrarse todavía más, tantos estímulos le agobian, provocando que siempre se encuentre alerta y algo malhumorado durante todo el día, excepto cuando llega a casa.

Las feromonas de Viktor impregnan el departamento entero, ese olor fresco a bosque y flores, lo induce a una cálida tranquilidad, solo necesita suspirar para que el estrés abandone su cuerpo, como un baño de agua caliente, incluso el tintineo de las garras de Macchachin y Vicchan sobre el suelo, son más que suficientes para recostarse despreocupadamente sobre el sofá. Aquel día no había sido diferente, siendo un viernes cualquiera, está más que feliz de soltar su cuerpo, en cuanto pisó la sala de estar, aventó su mochila al suelo, cayó sin mucha gracia entre los cojines y se dejó querer por sus mascotas por unos cuantos minutos, sin muchos ánimos de hacer sus tareas escolares, se pierde en sus pensamientos mientras acaricia al pequeño caniche en su regazo, sus ojos llegan al minimalista calendario en la entrada de la cocina, recordando de golpe que están a principios de diciembre y aún no sabe qué regalarle a su marido.

Viktor es un hombre bastante sofisticado, aunque a sus castaños ojos, la ropa del mayor suele ser "sencilla", casi siempre una marca bastante cara adorna sus etiquetas, es un hombre de gusto sobrio y elegante, pero demasiado fácil de complacer para él, si bien, es cierto que su pareja estaría feliz de recibir cualquier cosa por su cumpleaños, siempre se siente inseguro de qué regalarle, Viktor es bastante esplendido en sus presentes, incluso para sus citas más cotidianas, no puede competir con su cuidado con el detalle.

De repente un recuerdo llegó a su cabeza, se levanta pensativo y dirige sus pasos hacia la alacena, repasa en su mente sus clases de la preparatoria, rebusca entre los diferentes alimentos, escoge algunos que coloca sobre la mesa, una vez satisfecho, sonríe, tendrá que experimentar un poco.



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Observa el reloj de pared, se había hecho bastante tarde, el sol se ocultó varias horas atrás, su esposo no le contestaba sus mensajes, suspiró preocupado, normalmente Viktor no tardaba tanto en regresar a casa, si estuviera ocupado, le avisaría para no esperarlo a cenar. Suspiró resignado, encendiendo la estufa para calentar la comida que había preparado, una cena típica japonesa de arroz blanco, sopa de miso con tofu y algas, salmón a la plancha, tamagoyaki y unas pocas verduras encurtidas que aun guardaba en el refrigerador, aquellas que son como un tesoro traído de su tierra.

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⏰ Last updated: Jan 18 ⏰

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Dulce ViktorWhere stories live. Discover now