Capitulo 11: Separación y nuevos comienzos

3.9K 334 92
                                    


El cielo se teñía de naranja, la calidez que desprendían los rayos del sol se debilitaban, dejando paso a un fresco atardecer, lo observa en silencio, parado justo en el marco de la puerta, la madera rechina con el viento, pues la ventana está abierta y mece con ligereza las cortinas desgastadas, la cama está hecha, sus repisas vacías, igual que su armario, sólo ha dejado unos cuantos cachivaches, cosas poco importantes, le es difícil aun, una sensación irreal, como si estuviese en un sueño extraño y pronto fuese a despertar, pero sabe que no es así, que pasará mucho tiempo antes de que vuelva a pisar su habitación.

Toma su maleta, se cuelga una mochila en el hombro y cuando se voltea, al final del pasillo, a un lado de la escalera, unos ojos azules le miran, el dueño de los mismos se sonroja, ha sido pillado espiándolo, sin embargo sonríe, sosteniendo su barbilla en la mano, le espera para prestar su ayuda con el equipaje, sin embargo el menor se resiste al caballeroso trato, aunque al final accede después de unos cuantos besos y caricias suaves.



-¡Ya basta! –dice entre risas, pues sus mejillas son atacadas por unos ruidosos labios.

-Yuuri~ -canturrea- ¿Recuerdas cuando no me dejabas hacer estas cosas? –un corazón se forma en su boca.

-Creo que simplemente me he rendido, no te cansas –intenta desviar el tema.

-Eso no es verdad –entrecierra sus parpados con una sonrisa astuta- estabas triste hace no mucho, pero cuando me descubriste y comencé a besarte, tus feromonas se avivaron, estás contento, te gusta que sea así.

-¡Estás loco! –replica, se remueve, pretendiendo quitar las manos que le retienen de cada costado de su rostro.

-Pero por ti –susurró, peligrosamente cerca de su rostro.



El menor aspira su aliento cuando ya es muy tarde para objetar, sintiendo un indescriptible cosquilleo en sus labios, le esperaba, lo ansiaba. Se fundieron en un beso lento, saboreándose, grabando en sus mentes la textura, la humedad, las hormonas que endulzaban sus salivas, la cual se volvía cada vez más adictiva. Suspiraron al separarse, realmente no querían hacerlo, pero de un momento a otro la situación se volvió incomoda, el ruso se detuvo justo cuando notó que una de sus manos bajó a las caderas de su esposo, reteniendo el hambre insaciable por llenarle con su olor, con sus besos. Por otra parte, el de ojos castaños se estremeció cuando aquella esencia alfa le incitó, en voz alta lo negaría, pero ciertamente un par de emociones chocaron en él, su respuesta fisiológica, por supuesto se hizo notar, se había mojado un poco, sólo por el simple contacto, quería hacerlo, sí, se había excitado, pero también tenía miedo.



-Vayamos abajo –dice, depositando una última caricia a uno de los cachetes colorados.

-Sí... -responde, aun con su cabeza aturdida.



¿Cuánto tiempo aguantarían? Era la pregunta que rondaba constantemente en sus ratos libres después de pequeños encuentros como éste. La graduación del mayor se efectuaría en tres meses, sus instintos pedían ser saciados inmediatamente, cada vez siendo más difíciles de ignorar y aun así se mantienen expectantes, deseosos de que pase algo más ¿Para qué resistirse? ¿Para qué posponerlo? Pero por supuesto la razón les frenaba, recordándoles que no era la mejor manera, que traerían problemas.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now