Capítulo 5: Reencuentro

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Su mente estaba en blanco, el olor a desinfectante y la fría sensación térmica fue lo primero que notó, ¿Dónde estaba? Y sobre todo ¿Qué había pasado? Abrió los ojos con pesadez, no reconocía el lugar, la incertidumbre golpeó su pecho, entonces recordó su nombre, así como la voz de su madre en la cabeza, pero ¿Cómo llegó ahí? ¿Era un hospital? Suspiró, movió sus dedos percatándose que tenía su dedo índice incrustado en un pequeño objeto, claro, un medidor de frecuencia cardiaca, al intentar incorporarse reparó en su brazo, la intravenosa le provocó un ligero ardor, se sintió mareado, su estómago se retorció en un espasmo involuntario, pero estaba vacío, nada salió de su boca. Observó su alrededor en búsqueda del botón de emergencia, le localizó pronto en un costado de la aparatosa cama, respiró un tanto agitado por el esfuerzo infructuoso de vomitar, se recostó y alineó el colchón como pudo, las teclas eran un tanto confusas en los tableros a sus costados. Escuchó como tocaron la puerta.



-Buenos días Katsuki-kun –saludó una amable enfermera que comenzó a revisarlo.

-Buenos días... -contestó apagado.

-¿Sientes alguna molestia?

-Quiero vomitar, tengo sed –se quejó- ¿Dónde están mis padres?

-En un momento vendrán, estaban hablando con el doctor hace un momento, no deben tardar, traeré un vaso de agua para que se te alivie un poco la sensación de la boca y quitaré la intravenosa ¿Ok? Cuando puedas ponerte de pie retiraré la sonda.

-¿Sonda? –abrió los ojos de par en par.

-Así es, haz estado tres días en sedación, tu celo fue muy intenso –le vio compasiva, retirando con cuidado la aguja- presiona un poco para evitar el sangrado, sólo serán un par de gotitas –le indicó, colocándole un algodón.

-Tres días... -repitió pensativo, volvió a escucharse un par de ligeros golpes en la entrada.

-¡Oh! Quizás sean tus familiares, ¡Adelante! –de inmediato dos figuras ingresaron por el umbral, ella rápidamente se despidió para dejarles solos.

-¡Yuuri! –se acercó presurosa su madre, tomándole de la mano y acariciándole la cabeza- despertaste –le sonrió- ¿Cómo te sientes?

-Mareado –frunció las cejas- ¿Qué pasó?

-Nos diste un gran susto... -molestó su hermana, pellizcándole sin fuerza uno de sus cachetes.

-Convulsionaste en medio de tu celo, entraste en crisis –suspiró con pesar la omega.

-¿Convulsioné? –vaya que habían pasado cosas durante su inconciencia.

-Papá habló por una ambulancia pero la única que estaba en guardia se encontraba atendiendo un accidente en la carretera, te trajimos desmayado en la camioneta de reparto de la señora Asakura.

-Tuvieron que sedarte porque cuando despertabas sentías mucho dolor, lograron controlar la fiebre para evitar que presentaras más sacudidas musculares –sus ojos enrojecieron de sólo recordarlo.

-¿Pero ya estoy bien? –el silencio y seriedad de los semblantes de ambas mujeres le preocupó.

-Por ahora estarás bien –sonrió la mayor de los presentes con los labios algo tensos- acabamos de hablar con el médico, podrás llevar una vida normal, pero tus celos posiblemente se sigan adelantando y cada vez serán más delicados, tendremos que hospitalizarte cuando los presentes –bajó la mirada.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now