Capitulo 13: Un Viktor diferente, parte II.

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Es una noche fría, las nubes espesas cubren las estrellas, opacando a la luna menguante que trata de hacer traspasar sus brillo, pero fracasa pues, se pronostica mal clima en las siguientes horas, posiblemente granizo o aguanieve, contrastando completamente con el cielo despejado de días atrás, cierto joven asiático intentaba negar ese pequeño lado supersticioso, no quería tomarlo como un mal augurio, pero sus inseguridades con la situación lograban perturbar su lógica.

Yuuri esperaba paciente en la puerta deltemplo, vistiendo un ajustado tuxedo de un blanco puro, su chaleco interior, al igual que los bordados de su corbata, presentaban un satín platinado, en la solapa destacaba un pequeño ramillete de delicadas flores que se degradaban desde el amarillo tenue al rosa pálido, contrastando con las hojas de un verde fuerte que las enmarcaban. Yuuri observaba el suelo de cantera, moviendo sus pies con nerviosismo, su esposo no llegaba y todos los invitados estaban ya sentados en las butacas murmurando, no sabía qué hacer, su suegra tampoco había dado señales de su existencia, pensando que quizás simplemente le habían abandonado allí, pues era una tradición rusa que los novios llegasen en diferentes autos, él no objetó nada por ir solo con un chofer al lugar, ahora se arrepentía, iniciaba a sentirse mal.



-¡Yuuri! –gritó no más bajar del auto.

-Viktor... -susurró, volteando a verle, intentando que no se notara tanto su alivio.

-Lo siento –se aproxima casi corriendo- se me olvidó mencionarte que el novio suele llegar tarde, de verdad lo siento –le toma de las manos y besa sus nudillos.

-¡Tonto! –le acribilla con la mirada- ¡¿Sabes todas las cosas que estaba pensando?!

-Lo lamento –le ve con ojos de cachorro- pero aunque quisiera no puedo huir, ya estamos casados, cariño, esto es sólo protocolo.

-No importa, aun así...



Las fuertes campanadas interrumpieron los reclamos del japonés, indicando a todos los presentes que la ceremonia estaba por comenzar, el de ojos azules ofreció su brazo al omega, que aun enfadado, terminó por tomarlo a regañadientes, haciendo un ligero puchero y volteando en otra dirección, el mayor besó su mejilla, haciendo que su pareja le viera de reojo, la marcha nupcial se escuchó. "Lo prometido es deuda", o eso dicen, el alfa lo llevó hasta el altar, pues Yuuri no contaba con ningún familiar o persona allegada para que lo hiciera en Rusia, aun así, ambos parecían felices con el resultado, jurándose amor eterno en aquella majestuosa iglesia ortodoxa en San Petersburgo. El beso que se dedicaron fue superficial, sabiéndoles a poco, Viktor se relamió los labios antes de sonreír, haciendo ruborizar escandalosamente a su esposo ya bendecido por dos religiones distintas, el de cabellos oscuros comenzaba a preocuparse seriamente por su castidad esos días, si bien, ansiaba que aquel con quien compartía cama para dormir también la usara para otra cosa, la actitud que presentaba últimamente le intimidaba, ya no parecía temeroso a realizar actos subidos de tono, al contrario, en ocasiones los provocaba, no sabía si era por el reciente celo que todavía le trastornaba la cabeza o simplemente algo había cambiado en él.

El recorrido hacia el hotel donde se celebraría la recepción fue un tanto particular, entre una caravana de choches, claxon sonando, así como felicitaciones y silbidos de desconocidos en la calle, Rusia pertenecía a otro mundo. Cuando llegaron al lugar recuerda, como nunca creyó que aquella antigua casona remodelada como uno de los más prestigiosos hoteles de NK Corp, fuese a ser el sitio del evento, en medio del centro de San Petersburgo, irguiéndose con sus detallados pilares de gran solemnidad y detalle, contaba con un amplio salón de preciosos ventanales que fácilmente databan de finales del siglo diecinueve, grandes arcos sostenían las elevadas cúpulas con exquisitos decorados en relieve, así como enormes candelabros de cristal cortado. Habían ido durante la mañana al último ensayo, donde firmarían el acta rusa de matrimonio, si bien, podrían simplemente hacer la revalidación del documento japonés, al mayor le daba cierta ilusión volver a unirse de esa manera.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now