Capitulo 14: Emociones desbordantes

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Murmullos, risas, el descorche de una botella, la efervescencia del vino espumoso vertiéndose en una delgada copa de cristal, es frío, dulce, delicioso. Yuuri deja salir una suave risa, sin saber del todo porque lo hace, sólo se deja llevar por el cosquilleo que le provoca el alcohol en la sangre, Viktor por su parte, con un brazo retiene a su esposo por la cintura, perdido en sus pensamientos con un vaso corto y ancho en la mano. Estaban en un rincón, cerca del enorme ventanal que colindaba con el jardín, recargados en la pared, observando cómo se desenvolvía la celebración, completamente ajenos a lo que pasaba, el ruso recodaba con antipatía todos los eventos que había sufrido esa noche, forzando a sus facciones a mantener un semblante contrario a lo que sus sentimientos le dictaban, complaciendo a Elena que no para de intentar incluirlo en discusiones referentes a los negocios familiares, no es que simplemente no le importara, pero es su boda, algo hermoso y memorable para pasar con Yuuri, no con un montón de viejos hambrientos de dinero; está molesto, sobre todo porque su pareja se vio involucrada, incomodándole con el protocolo, percibiéndolo ansioso y un tanto retraído, no era lo que él planeaba para ese día, sin embargo sospechaba de que en eso se convertiría, una reunión más para hablar de trabajo y presumir los ceros en la cartera.

Tomaba de su bebida, misma que parecía simple agua, más no era así, cada trago raspaba su garganta, pero le agradaba sentir como su cabeza dejaba de atormentarle entre sorbo y sorbo, terminando por relajarle, el japonés se recargó en su hombro, le mira sonreír y frotarse con él, ronronea cariñoso, generando que su interior se agite, sus feromonas reaccionan a los mimos de su pareja, sucumbiendo a la necesidad de oler los oscuros cabellos, pero sólo encuentra laca y engomado, entonces su nariz busca un lugar donde saciar su sed, llegando hasta el cuello donde los dulces lirios le invitan, sus labios se humedecen, besando aquella zona lentamente, como si no quisiera apartarse, el menor se estremece, su piel se eriza, con sus manos le aparta, y justo cuando está por insistir con su ataque, el omega le atrae a su boca, devorándole los labios.

No sabe, ni le interesa saber que ocurre a su alrededor, si están siendo muy vistosos, o simplemente ignorados, todo es como debería en un principio, sólo son Yuuri y Viktor. Es maravillosa la sensación, nada más existe, por lo que no importa si le abraza, tocándolo sobre la ropa, respirando su aliento, su exquisito aroma que turba sus sentidos, lo escucha acallar a medias un gemido, uno tímido y vergonzoso, que le hace desear escuchar más como esos.

Ya no escucha la música, ni siquiera están en el salón, trae en su mano una tarjeta, desconoce su procedencia, tiene un numero, también el nombre del hotel, caminan por largo pasillo, Yuuri está colgado a él, su respiración es fuerte, está muy sonrojado, se muerde los labios, sus ojos chocolate derretidos, extasiados, aquello le inquieta, desesperado por encontrar algo que no recuerda que es, hasta que el numero del plástico que trae en su palma coincide con el de una puerta, algo hace click en su cabeza e intuye que ese es su destino.

A penas entrar, un torbellino de esencias se entremezclan, la cabeza le da vueltas, su cuerpo es sumamente ligero, de repente siente la suavidad del colchón, el cómo es tocado y despojado de sus prendas superiores, su respiración es robada por candentes besos, mismos que bajan hasta su cuello, su clavícula y poco más, pero se detienen, su esposo se queda inmóvil, abre los parpados, está sentado sobre su regazo, quitándose la corbata con rabia, viéndole con el entrecejo contraído, los ojos inundados en lagrimas, dejándolas caer una a una al igual que su camisa.



-¡Sólo mírame a mí! –le grita- ¡Sólo dime que te vas a quedar conmigo! –solloza, encogiéndose, ocultando su rostro.

-Yuuri... -no comprende lo que está pasando, pero le abraza, sintiéndole temblar entre los espasmos por el llanto- ¿Qué pasa? –ciertamente su cerebro no está en su mejor momento, pero se esfuerza por pensar como aliviar el dolor de su amado.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now