Capítulo 15: Tú y yo.

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El cielo aún está oscuro, el sol ascendiendo a lo lejos del horizonte, tintando el cielo de colores violáceos hasta degradarse en un tenue naranja amarillento, todo es calma en la ciudad, sólo algunos cuantos comienzan su jornada, con el cuerpo entumecido por el letargo, mientras otros descansan en su lecho, perdidos en las fantasías de su mente.

El despertador de un teléfono móvil suena, haciéndole encogerse entre los cobertores, siente movimiento en su costado, su esposo se levanta lentamente, le escucha bostezar, su calor le abandona, lo busca aun medio adormilado, cubriendo el área que ocupaba con su cuerpo, aspirando su olor inconscientemente, vuelve a acurrucarse. La regadera suena a lo lejos, interrumpiendo su intento de regresar a los sueños, se cubre hasta la coronilla, intenta ignorarlo, pero no parece funcionar, pronto la habitación se llena de aquel aroma que le encanta, fresco bosque con un toque de jabón y champú, parecía que últimamente podía percibir mejor las feromonas del alfa en su estado natural, ya que normalmente suelen ser muy sutiles; ronronea muy despacio para no ser descubierto, pues ha estado molesto con él desde su boda en Rusia, de eso hace ya casi tres semanas, mismas en las que el ruso retomó su rutina habitual, estudiar y trabajar, levantándose antes de las seis de la mañana y regresando hasta después de las ocho de la noche, apenas si comparten tiempo juntos, él sólo llega a dormir, mayormente cansado, teniendo una corta charla antes de acostarse, en ningún momento le ha vuelto a tocar, incluso durante los fines de semana pasa la mayor parte del sábado en la universidad, mientras el domingo hiberna y avanza con el proyecto de su tesis, el mundo no se había detenido por ellos y él lo sabía, pero extrañaba a su esposo, por más enojo que le tuviese.

Sabe que Viktor no es consciente de lo que vio, ni de lo que siente, estuvo a punto de comentarlo aquella vez que le preguntó, pero simplemente no quería reventar su burbuja, aunque fuera una mentira, quería confiar en él, en que todo era un malentendido, que su pareja no le engañaría, porque lo ha sentido, sabe que lo ama, pero aquella semilla plantada por el chico rubio le hacía dudar, por ello no se permitía disfrutar de su escasa compañía, se retraía, lo rechazaba la mayor parte de las veces hasta que simplemente dejó de insistir, dándole un espacio que realmente no desea, y llega a distinguirlo, esos ojos azules ya no brillan como antes, no es el único que sufre.

La culpa le carcome, quizás está siendo muy duro. Se asoma sigiloso entre las sabanas, lo ve terminando de vestirse, como siempre, bastante atractivo, lleva un traje ejecutivo azul marino, arregla su corbata en el espejo del tocador, todavía carga el cabello húmedo y sin forma, con el flequillo cubriéndole toda la frente. Se muerde los labios, le gusta observarle mientras se acicala, en realidad todo le gusta de su esposo.



-¿Yuuri? –Pregunta con voz tímida, aun con su atención en el espejo-¿Sucede algo? Te huelo "ansioso".

-... -tarda unos segundos en contestar, sonrojándose al verse descubierto- n-no, estaba soñando y me despertaste –expresa, pues no era del todo mentira.

-Oh... -sonríe- espero que haya sido conmigo.

-Yo... -se incorpora- iré al baño –se excusa nervioso, era la primera vez en la última semana que le coqueteaba, sus feromonas eran unas traicioneras, claro que el ruso no desaprovecharía la oportunidad.

-Yuuri –le llama cuando pasa cerca de él, le retiene desde la espalda- ¿Te sientes mejor? –frota su mejilla con la de su amado.

-Eso no es justo...- se queja entre dientes, más no responde a su caricia, sólo posa sus manos en los brazos que le rodean por la cintura- Viktor... ¿Algún día me hablarás de aquello que no quieres contarme? ¿De tu vida? ¿Cómo fue tu infancia o adolescencia? ¿Algo?

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now