Capítulo 20: Fragancias ausentes

3K 294 209
                                    



La iluminación en el departamento se tiñe de naranja, el sol se oculta, perezoso, regalando un hermoso fenómeno natural, igual que cada día, pasa desapercibido para las ajetreadas vidas de miles de persones, pero, para ellos, dentro de aquella acogedora vivienda, con sus grandes ventanales, es perfecto para una tarde matizada en nostalgia.

Sonríe enternecido cuando toma la mano de Yuuri, suavemente, como si de un niño pequeño se tratara, ya que su esposo actúa tímido, vacilante de acercarse al armario, por lo que le invita, con una gentil caricia, a seguirle. Se sienta en un pequeño espacio sobre el suelo, abre las piernas y extiende sus brazos, el menor comprende, aun en silencio, acomodándose justo allí, dejando que le abrace y coloque la barbilla sobre su hombro, le besa la mejilla, frota ambas cabelleras con cariño, respira profundo, olfateando todavía un poco de angustia en el japonés.



-¿Qué pasa? –susurra con voz tersa, viendo los vellos oscuros erizarse desde la nuca.

-Viktor... -se remueve, avergonzado- no hables de esa manera –reprende con falsa molestia, suspira poco después-, si es algo muy doloroso para ti, no tienes por qué decírmelo ahora.

-Quiero hacerlo –asegura-, creo que ya es necesario, no sientas que me estás obligando.

-Pero he insistido tanto, yo... -se muerde los labios.

-Yuuri, no hagas eso, los agrietarás –pellizca uno de sus cachetes.

-Pero... -titubea.



Tomándolo con sutileza, gira su rostro para besarle, es correspondido casi de inmediato, como si esa dulce boca estuviera esperándolo todo el tiempo desde su separación, pronto, una fragancia melosa llega a su nariz, provocándole un agradable cosquilleo, sus feromonas se liberan, confortan y envuelven a su pareja, no puede evitar asirlo a él, mientras su amado se voltea lo suficiente para abrazarle. Sus labios chasquean, se acarician lentamente, en suaves roces, lamidas tímidas y gentiles succiones, sus bocas vibran en un tenue murmullo, Yuuri ha comenzado a ronronear, cual pequeño minino; neutraliza, sin querer, la tensión que entre ambos se formaba, pronto lo siente alejarse, viendo como esconde el ruborizado rostro sobre su pecho.



-¿Mejor? –deposita, con ternura, un casto beso en la fina cabellera de su destinado.

-Si... -susurra mientras asiente, aun oculto.

-¿Cuáles son las fotografías que encontraste? Enséñame –pide.

-Lo siento, no sé qué acaba de pasarme –conecta sus miradas-, es sólo que... no quiero verte triste.

-A veces, al recordar algunas cosas, es normal entristecer, Yuuri, pero estás a mi lado, nada malo pasará –junta sus frentes- eres la luz que regresó el sentido a mi vida.

-¿Cómo puedes decir algo así? Yo no he hecho nada –frunce sus cejas con ansiedad.

-Haz hecho bastante con sólo existir –sonríe con nostalgia- ¿Sabes? Aun el banco genético tiene sus limitaciones, encontrar a tu pareja Gamma entre tantos millones de personas, no es una tarea fácil, puede que ésta nunca nazca, que pase todo una vida para que la encuentres o que esa persona nunca ingrese su ADN en los laboratorios, yo temía que alguna de esas opciones fuera mi caso.

-¿Por qué? ¿Qué te hacía tener tanto miedo? Yo... –suspira con culpa- en realidad, no quería encontrar a mi destinado –un pinchazo le atraviesa el pecho ante la reacción de Viktor, por lo que se apresura a terminar-, es por lo que les espera a los omega, sabes lo que muchas parejas sufren.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now