Capítulo 16: Inevitable.

3.7K 360 421
                                    


Aquella noche era especialmente fría, el cielo se encontraba cubierto de nubes, algunas blancas y otras un tanto grisáceas, el viento golpeaba con fuerza la vegetación y edificios por igual, una pasajera tormenta estaba pronosticada, por lo que no era una real alarma, sin embargo nunca estaba de más tener unas cuantas precauciones. Viktor siempre llevaba en su auto un par de paraguas, desde aquella ocasión en la que mojó la tapicería del coche al acabar empapado por una sorpresiva tromba saliendo de sus primeros días de universidad, sumando el hecho de dejar la ventanilla del techo entreabierta, siendo en aquel entonces un vehículo de modelo nuevo, recibió una reprimenda por parte de Elena al ser tan descuidado cuando le entregó la factura del seguro. Él sabía que era un hombre despistado y olvidadizo, eso le había metido en problemas en más de una ocasión, pero estaba seguro que ésta vez no había cometido algún crimen, por lo menos no el justificable para terminar expulsado de la cama que compartía con su amada pareja.

Observaba el techo de la habitación de huéspedes, recapitulando su jornada y específicamente las últimas tres horas. Yuuri se había comportado especialmente meloso los últimos días, lo agradecía enormemente, amaba ese trato cariñoso, el olor suave y dulce de sus feromonas, cómo buscaba su compañía, pero junto a ello también habían venido inconvenientes, no era un secreto, pero el omega se estaba impacientando, buscando fervientemente provocarlo, un claro ejemplo fue lo que ocurrió después de la cena.



-Viktor –su voz juguetona le alerta justo antes de ser abrazado por la espalda- ¿Estás muy cansado? –siente en su espalda como se frota, igual que un minino, mientras unas manos le recorren el pecho.

-N-no ¿Por qué? –intenta verle sobre el hombro, llevando una mueca incomoda en su rostro, pues acomodaba la bajilla seca en la estantería.

-¿Quieres... ver una película? –le encuentra con la mirada, sus mejillas sonrojadas, ojos brillantes, dulce fragancia.

-Claro... -se voltea rápidamente, nervioso, pues le está "invitando" en un lenguaje que sólo un alfa y un omega pueden compartir, por lo menos en la mayoría de los casos.

-¿Prefieres hacerlo en la sala o en nuestra habitación? –pregunta con falsa inocencia.

-Eh... -titubea- en la sala –atina a decir después de un rápido análisis.

-¿Podrías preparar una bolsa de popcorn en lo que busco algo bueno que ver? –se aparta lentamente, acariciándole el torso.

-Sí... -susurra, siendo víctima de un escalofrío.



Tarda por lo menos unos cinco minutos en los que el maíz reventó dentro del microondas y acabó de asear la cocina, su esposo ya le esperaba cubierto con una manta, cargando el material audiovisual en una plataforma en línea, Makkachin retozaba en la alfombra, por lo que pasó sobre él para llegar a su destino, fue entonces que se percató que una muda de ropa estaba doblada sobre el respaldo del sofá.



-Deberías cambiarte para que estés cómodo –le sonríe.

-Gracias... -le extiende el tazón- lo haré en el estudio –toma las prendas.

-Podrías hacerlo aquí –le ve sobre las gafas- ya te he visto desnudo de cualquier forma –se encoje de hombros, regresando la vista al televisor- así aprovecharemos los créditos del principio –levanta el control remoto y pulsa en reproducir.

Dulce Viktorحيث تعيش القصص. اكتشف الآن