Capítulo 35: Declaración de guerra.

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Sentado y muy quieto frente al espejo del tocador, baja su mirada con las mejillas sonrosadas, un remolino de sentimientos agradables se expanden en su pecho, se siente amado, protegido y en conexión con su pareja. Se deja acicalar el cabello, su esposo, su cariñoso Viktor, le está peinando para asistir a la inauguración del nuevo hotel de los Nikiforov, donde éste tendrá una gran labor como subgerente del mismo.

Unos días antes habían ido a escoger trajes nuevos para la celebración, por lo que justo ahora llevaba uno bastante costoso y elegante, de un tono negro azulado, con pedrería de color añil formando un hermoso patrón en las solapas, el pañuelo dorado en su saco y más otros detalles en su vestimenta armonizaban perfectamente con su camisa y corbatín blanco. El ruso no se podía quedar atrás por supuesto, llevando uno bastante similar en color azabache, de diseño más sobrio al ser un alfa, pero sin dejar de combinar con su pareja usando accesorios similares.



—¿Cuándo te gustaría que diéramos la noticia, Yuuri? —pregunta suavemente dando los últimos toques en las oscuras hebras.

—Sinceramente quisiera decirles de inmediato a mis padres —suelta un suspiro—, pero siento que es muy pronto, se preocuparán si estoy asistiendo a la universidad.

—Yakov te acompaña, no hay ningún problema, pueden estar tranquilos —refiere con calma.

—No lo sé —medita—... ¿Ya le dijiste a Antoine?

—No, aún se está recuperando de la operación, su cuerpo está cambiando por la extirpación de uno de sus ovarios y la esterilización, su instinto omega se alteró un tanto pero perdió fuerza, los doctores creen que el tratamiento está dando resultados para mantener a raya su sobreproducción de hormonas, pero no se sabrá hasta pasado un par de meses más, Yerik tuvo que tomar un descanso del trabajo, el lazo de ambos se debilitó un poco, no creo que sea un buen momento —expresa con pesar.

—Fue una decisión difícil para ellos —concuerda.

—Sí, lo discutieron bastante, papá no quería someterse a la cirugía, pero Yerik logró convencerle, cada embarazo traía más riesgos, los anticonceptivos ya no hacían mucho efecto en él y aunque Yerik se hiciese la vasectomía, papá seguiría con su descompensación —explica mientras toma un pañuelo desechable para limpiar sus manos de los restos de cera.

—¿Algo así puede pasarte? —le ve a los ojos a través del espejo, su expresión luce afligida.

—Para mí es distinto —le tranquiliza besándole en la mejilla—, al contrario de papá, yo produzco muy pocas hormonas, por eso mi olor es débil, sólo se manifestaba en mis celos con intensidad, pero desde que nos enlazamos he tratado de aprender a controlarme, no sé manejar del todo a mi instinto que ahora está más activo, debe ser también por los bebés —le abraza apoyando la barbilla en el hombro del más bajo.

—Pero no querías creerme —reprocha frunciendo los labios.

—Lo siento, amor —frota sus cachetes y ronronea.

—¿Haz —vacila—... sabido algo del detective? —se culpa por cortar el momento, pero era una duda que traía en la cabeza desde hace un tiempo.

—Si —apartándose del contacto huye de los ojos chocolate—, la próxima semana se entrevistará con dos de mis ex compañeros, uno de ellos es André.

—¿Los encontró tan rápido? —su expresión es de total sorpresa.

—Bueno, André era mi mejor amigo, sabía todo de él, por lo que fue relativamente fácil convencer a su madre de cooperar para localizarlo... también al parecer André retiró todos los cargos contra mí cuando cumplió la mayoría de edad —sonríe nervioso, frotándose las manos.

Dulce ViktorWhere stories live. Discover now