Capítulo 1 : "Viaje por carretera"

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      La soledad es de las peores cosas a las que una persona puede enfrentarse… Esa sensación de que no perteneces a ningún lugar, de que vagas por el mundo sin un propósito fijo.

No tengo amigos, no tengo a nadie que podría invitar a pasar una tarde agradable en casa y reírnos de cualquier cosa hasta que las lágrimas se nos salgan. No estoy triste, ni mucho menos deprimida, al contrario, mamá siempre trata de sacar mi mejor sonrisa. Ella siempre logra que haiga alegría en mis peores momentos, ella es la única que amo con todo mi corazón. Pero eso no evita que sienta que me falta algo, algo que le dé sentido a mi vida, algo que no sea nada más que levantarme, ir a la escuela y regresar sintiéndome más sola que un ermitaño en una isla abandonada. Creo que esta soledad ha sacado de dentro de mí una valentía que no sabía que tenía, y esa valentía me va a ayudar en lo que estoy a punto de hacer...

  Me llamo Eva Holden, sí, Holden como mi madre, porque el paradero de mi padre es un total misterio para mí. Hoy cumplo diecisiete años y lejos de estar celebrando como quisiera, nos estamos mudando por milésima vez. Desde que tengo memoria no hemos vivido por más de un año en el mismo lugar... y aquí estamos, en un viaje por carretera otra vez.

Mi madre es profesora de historia, su excusa es que "Por motivos de trabajo siempre nos tenemos que mudar", no entiendo cómo es que una profesora de historia tiene que mudarse tantas veces por trabajo, es que hasta suena descabellado cuando lo mencionas en voz alta. Pero ella se llena la boca de decir que es un gran honor para ella viajar de escuela en escuela ayudando a los jóvenes, compartiéndoles todos sus conocimientos. Pero eso no es justo para mí, pues odio mi vida solitaria.

—Mamá… —Ella volteó a verme enseguida.

—¿Sí Eva, sucede algo?

—Este año quiero pedirte un regalo que llevo deseando por mucho tiempo…

—¡En serio! —Sonrió abiertamente —¡Al fin te decides por un regalo de verdad! No entiendo como una adolescente siempre pide de regalo de cumpleaños comida italiana.

Todos los años le pedía lo mismo: Pasar mi cumpleaños juntas con una cena italiana. Disfruto tanto de su compañía, ella y yo somos las mejores amigas. Pero a veces deseo también estar en un lugar al que pueda llamar hogar.

—Quiero que esta sea nuestra última mudanza… —Dije de repente y sin vacilar, borrando la sonrisa que tenía mi madre en el rostro.

Jamás había estado tan decidida en algo. Aquellas palabras salieron de mi boca a gran velocidad. Mi madre se sorprendió tanto que frenó el auto y me miró detenidamente, no se esperaba que le pidiera tal cosa. Para mí era algo tan simple de cumplir, pero por lo visto para ella no lo era...

—Eva, sabes que mi trabajo no me lo permite —En su voz se notaba cierta molestia.

—¡Vamos mamá! estoy cansada de tanto mudarnos, no tengo amigos y cuando me acostumbro a un lugar, tenemos que irnos de nuevo. ¿Es en serio que tu trabajo no te lo permite, o eres tú quien no quiere estar en un lugar fijo?

Mamá solo me miró con su entrecejo arrugado y comenzó a conducir.

—Hablamos cuando lleguemos… —Ni siquiera apartó la vista de la carretera.

En todo el camino se sintió la tensión en el aire, de no ser por la radio del auto, el silencio fuera sepulcral. Veía por el espejo retrovisor como nos alejábamos cada vez más de la gran ciudad, para avanzar en una carretera desolada y rodeada por un frondoso bosque, en la cual, rara vez se veía un auto pasar.

Secretos de Sangre  Where stories live. Discover now