Capítulo 37: "La maldición"

122 39 31
                                    

A veces tu misma familia te rompe el corazón, y te lo llena de odio y de rabia hasta que ya no quede nada más que una vida triste...

Y eso es lo que le sucedió a Luke, ya lo entiendo mejor. Él ha vivido una vida triste y sin amor. Nunca me imaginé que un padre fuera capaz de hablarle con tanto desprecio a un hijo... pero así fue.

Fuimos escoltados a los cabalozos por dos guardias, uno era de cabello corto y rojizo y el otro era de cabello negro. No tenía ni idea de que en esa rústica aldea tuvieran uno, pero me asusté cuando nos llevaron a arrastras hasta un túnel que quedaba a las afueras casi dentro del bosque.

Por un momento pensé que nos iban a matar ahí mismo, pero luego nos empujaron dentro a caminar mientras desde atrás nos amenazaban con unas espadas.

Aquel oscuro lugar olía a pudrición y goteaba agua por todas partes, haciéndolo un ambiente húmedo y frío, donde a cada rato nos pasaban por al lado ratas corriendo a toda velocidad. Caminamos por no sé qué tiempo, cada vez veía la claridad de la entrada más lejos, ahora solo nos alumbraban unas antorchas que llevaban nuestros captores.

Nos dejaron en una celda que solo tenía una pequeña ventana con gruesos barrotes, la cual permitía que a penas entrara un poco de luz natural.

—¿Qué crees Drag? ¿Vengamos a Gastón? —Le dijo el de cabello rojizo al otro.

—Mi hermano se merece una venganza digna —Gruñó el de cabello negro mientras que volvía sus manos puños y  sus ojos cambiaban a amarillos.

Luke me empujó lejos, caí al suelo y desde ahí ví como lo golpearon brutalmente. Les gritaba con todas mis fuerzas hasta quedarme sin aire mientras veía cómo le daban puñetazos en la cara y patadas en su estómago hasta dejarlo sin aliento. Los malditos aprovecharon que Luke tenía las manos atadas para golpearlo en todos lados sin remordimiento, mientras que él simplemente no reaccionaba a los golpes que le estaban dando.

El chico estaba tirado en el suelo, doblado por el dolor y sangrando por todos lados.

—¡Cobardes! —Les grité mientras veía cómo se alejaban con una sonrisa de victoria en la cara limpiándose la sangre de sus puños.

Corrí hacia Luke, aún estaba de rodillas, su rostro estaba ensangrentado y su mirada perdida en un punto fijo en el suelo. Nunca lo había visto así de derrotado.

—¡Hey! ¡Esto aún no acaba! —Acuné su golpeado rostro entre mis manos.

—¿No lo ves? —Me miró furioso y pude percatarme de que a penas podía mantener uno de sus ojos abiertos pues ya se le comenzaba a hinchar —Nos encerraron aquí para que te despedace.

—Tranquilo, sé que no lo vas a hacer.

—¡Cada vez controlo menos a mi lobo! ¡Demonios! ¡La última vez estabas tú presente! —Su pecho subía y bajaba.

—¿Qué quieres decir? —Realmente no lo entendía.

—Aquella noche en el lago casi te mato, si tu madre no te llega a llamar hoy no estuvieses aquí —Unas lágrimas salieron de sus ojos.

—Luke...

—Es inevitable… —Se puso de pie con dificultad —No puedo detener el cambio sin la inyección —Me miró y vi la tristeza en sus ojos verdes —Tienes que matarme, Eva, o sino yo lo haré.

—¿Te volviste loco? ¡No lo voy a hacer, Luke! ¡No te puedes rendir! —Comencé a llorar.

—¿Eva? —Una conocida voz se escuchó en el fondo de la enorme y oscura celda.

Mi corazón comenzó a palpitar fuerte…

—¿Mamá? ¿Eres tú? —Hablé y mi voz tembló.

Achiné mis ojos para intentar ver algo en la oscuridad. Fue entonces cuando la poca luz la dejó verse...

Secretos de Sangre  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora