Capítulo 29: "La cabaña del brujo"

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Aún no amanecía, aproveché que Luke seguía dormido y comencé a registrar toda la cabaña, si Monroe le dió asilo a mamá, tal vez haiga algo de ella por aquí.

Revisé cada rincón de aquel empolvado lugar. Ni las molestas y pegajosas telarañas impidieron que buscara en los lugares más intrincados... Hasta que encontré dentro de una caja de madera bastante gastada, un libro muy peculiar. Su cubierta era dura y gruesa, pero lo que más llamó mi atención fue que en su portada tenía un extraño símbolo. Se trataba de un triángulo invertido, encerrado en una circunferencia con unas extrañas escrituras en la parte de arriba.

En el momento en que lo abrí, cayó al suelo una pequeña foto estilo polaroid, al recogerla ví quién aparecía en ella: Una chica joven, de al menos unos veinte años, de cabello castaño y sonrisa hermosa… Se trataba de mamá.

Era una foto antigua, con colores en sepia. En ella mamá estaba junto a un muchacho más o menos de su edad... Se veían tan felices juntos.

¿Será mi padre?

La miré durante unos minutos y una sonrisa se dibujó en mi rostro al imaginarme cómo hubiera sido mi vida con papá a mi lado...

¿Tendríamos noches de spaguettis?

¿Nos hubiéramos mudado tanto?

Besé la foto con algo de nostalgia, y me imaginé los lindos momentos que hubiéramos vivido los tres juntos: Viajes de vacaciones, cenas en familia, aprender a volar cometas, tener una mascota... Todo eso se escuchaba tan bonito y a la vez tan inalcanzable...

Guardé la foto en el bolsillo de mi suéter y me concentré en el extraño libro.

Sin dudas es de mamá, es su letra...

Tenía escrito recetas con ingredientes raros y párrafos escritos en un extraño lenguaje, parecido al de la portada... Sin dudas era un Grimorio, su Grimorio.

Lo leí por un buen rato... Habían hechizos curativos, de botánica, para controlar los elementos, de defensa, ¡Maldiciones!

Tiene que haber algo que pueda ayudar a Luke...

Nunca me imaginé que la parte de maldiciones fuera tan extensa, sí que habían maldiciones desagradables y bastante terroríficas.

Pude ver que había una maldición que impedía que estuvieras con el amor de tu vida, esa era realmente triste, pues poco a poco ibas olvidando a la persona que tanto amas, el castigo de esta maldición no era para el que olvida, sino para la persona a la que olvidan, es realmente triste presenciar cómo la persona a la que más amas en esta vida se va olvidando poco a poco de tu nombre, de los momentos que vivieron juntos, de los besos, las caricias, hasta que ya no queda nada, ningún indicio de que ese amor existió.

Eso es realmente triste...

Había otra maldición donde siempre tenías que hablar con la verdad, por muy sinceros que seamos, siempre hay alguna mentira piadosa que debemos decir para evitar un mal mayor. Pero esta maldición impedía que la dijeras, de no ser así, tu lengua crecería tanto, pero no sólo de largo, sino de ancho, y cuando tienes algo en tu boca de ese tamaño y no puedes deshacerte de él porque es parte de tu cuerpo, las vías respiratorias se tapan haciendo que te ahogues lentamente con tu propia lengua.

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