Capítulo 41: "La peor noche"

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       Lágrimas corrían por mis mejillas, dejándolas húmedas y con algunos mechones de mi cabello pegados a ellas. Sentía mi corazón atorado en mi garganta y mis pulmones me impedían respirar, sentía impotencia al no poder ayudar a mi madre, sentía incertidumbre porque no sabía cómo estaba...

Lo último que vi fue la dulce sonrisa de mi madre, esa sonrisa que solo me da cuando quiere decirme que todo estará bien... Lo último que vi fue la imagen de esa bruja apuñalando a mi pobre madre por la espalda, dejándola tirada en el suelo y desangrándose... Y luego aparecimos aquí, en medio del bosque, en medio de la nada.

—¡Hay que volver, Luke!

Luke no dijo nada, solo me miró con tristeza mientras acariciaba mis mejillas limpiando los restos de lágrimas en ellas...

—Eva... —No terminó de hablar... Sus piernas se fracturaron, obligándolo a ponerse de rodillas en el suelo mientras gritaba de dolor.

—¡Luke! —Grité aterrada y me arrodillé frente a él.

Sus lágrimas se abrían paso a través de sus brillantes ojos amarillos y sus gritos dejaron en mis oídos y ligero pitillo.

Sin pensarlo me quité el colgante y a duras penas lo ayudé a recostarse al tronco de un árbol... Estaba adolorido, y yo aterrada.

—Creo que no puedo volver Eva —Su voz era temblorosa y cada vez se quejaba más por el dolor.

—Shhhh —Puse mi dedo en sus labios —Lo sé, por favor discúlpame —Comencé a llorar —No pienso dejarte solo, Luke.

—Discúlpame... —Dijo entre lágrimas.

—No hay nada que disculpar, cuántas veces tengo que decírtelo, nada de esto es tu culpa —Acuné su rostro en mis manos y pude ver cómo las lágrimas corrían por sus mejillas y una sonrisa triste se dibujó en sus labios.

—Eva yo te...

En ese instante se volvió a escuchar el desagradable sonido de los huesos partirse: Sus brazos, costillas y piernas volvieron a crujir, pero esta vez aún más fuerte y doloroso...

—¡No puedo aguantar más!

Ni siquiera lo pensé...

Puse mi colgante entre sus manos y las sujeté fuerte. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, solo seguía al pie de la letra lo que mamá me explicó:

Solo pídele que te ayude, pídele que le quite la maldición, y él hará el resto.

Y eso fue lo que hice...

—¡Por favor! ¡Ayúdalo! ¡Quítale esta maldición que lo está matando! —Comencé a llorar desesperada.

Por un momento no ocurrió nada... Y de repente la pequeña piedra roja en forma de corazón comenzó a brillar, saliendo de ella una brillante luz roja que nos rodeó a ambos y luego se concentró solo en Luke, entrando en él a través de su boca.

El chico inspiró profundo y sus ojos se volvieron de color rojo por unos segundos.

¡Lo logramos! ¡Funcionó!

El tatuaje no desapareció, al contrario, seguía avanzando a gran velocidad por todo su cuerpo, cubriendo peligrosamente su pecho, su espalda y sus brazos, su piel blanca se estaba cubriendo por aquellos dibujos malditos que para él eran una sentencia de muerte. Su piel se estaba quemando, dejando en el aire ese olor desagradable y esas ampollas dolorosas, y yo no podía hacer nada al respecto. Se veía realmente doloroso, sabía que estaba sufriendo... Pero Luke no parecía inmutarse ante semejante dolor.

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