Capítulo 39: "Ruta de escape"

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—¿Chicos, son ustedes? —Dijo Nerina desde el otro lado de la gruesa pared de piedras.

Ambos respiramos aliviados y una sonrisa se dibujó en nuestros labios al escucharla hablar.

—¡Sí, somos nosotros hermana! —Habló Luke aliviado.

—¿Están bien? —Preguntó un chico y me puse feliz al reconocer su voz.

—¡Marcos! ¡Qué alegría escucharte amigo mío! —Le dije aliviada y una lágrima de emoción corrió por mis mejillas.

—¿Y Jordan? ¿Sáben algo de Lucy? —Preguntó Luke.

—Aquí estoy chicos —Respondió Jordan.

—Lucy no está con nosotros, pero sabemos donde la tienen —Agregó Nerina.

¡Qué alivio!

—Chicos encontramos a mi madre, está aquí con nosotros. —Hablé.

—¡Wow! ¡Qué bueno que estás bien señora Tarah! —Habló Marcos emocionado.

—¡Qué bueno que esos desgraciados no le hicieron nada señora Tarah! —Dijo Jordan.

—Yo misma me iba a encargar de ellos si algo te llegaba a pasar —Agregó Nerina.

—Gracias chicos, gracias por ayudar a mi Eva y por ser tan buenos amigos —Dijo mamá sonriente.

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Horas después...

Les explicamos a nuestros amigos el plan de escape y por fin casi llegaba nuestro momento de huir.

Espero que todo salga bien...

Por la pequeña ventana veía como la tarde iba cayendo. Estuvimos esperando ansiosos todo el día a que vinieran por mamá, casi perdíamos las esperanzas... Hasta que por fin escuchamos abrirse la ruidosa reja del calabozo.

—¡Son ellos! —Susurró Jordan desde el otro lado.

—¡Todos a sus puestos! —Susurró Luke mientras me tomaba de la mano.

El plan era claro... Nuestros amigos tenían que permanecer tranquilos como si nada estuviera pasando, en cambio nosotros dos nos íbamos a esconder en el fondo de la celda, donde todo estaba oscuro y ahí íbamos a esperar.

Mamá recargó su magia con la energía de las rocas, la tierra y del agua que goteaba, no era tan poderosa, pero sí iba a cumplir su objetivo. Se sentó sobre la cama tranquilamente y esperó...

Llegaron a buscarla los mismos desgraciados que nos trajeron ayer. Dos tipos gigantescos e intimidantes, uno de cabello color fuego y el otro tan oscuro como la noche. Abrieron la reja, la cerraron tras de ellos y entraron con ruidosos pasos mientras reían a carcajadas.

Malditos desgraciados...

    En cuanto se acercaron a mi madre la levantaron agresivos por los brazos.

—Electrocute eos —Pronunció mamá con rabia.

  
  Solo bastaron esas palabras para que esos desgraciados recibieran una potente descarga eléctrica, obligándolos a soltarla involuntariamente mientras se quejaban de dolor y miraban sus manos quemadas por la electricidad.

—¡Maldita escoria de bruja! —Gritó el de cabello negro y le dió una cachetada que la lanzó al suelo.

—¡No te atrevas a tocarla de nuevo! —Gritó Luke, pero no era un grito normal, más bien era un gruñido fuera de este mundo.

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