Prefacio

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—Eva —Me llamó entre susurros y tomó fuerte mi mano.

—¿Qué pasa?

—No estamos solos…

Diciendo esto guardé el cuaderno en mi bolsa y salimos de la habitación. Subimos cuidadosos las escaleras hasta llegar a la sala de estar, ahí nos acercamos a una de las ventanas, nos paramos a ambas esquinas para que no nos vieran e hicimos a un lado delicadamente la cortina blanca que la cubría, para así ver a un hombre gigantesco, diría que medía casi dos metros. Tenía una barba incipiente, una cicatriz que surcaba su ojo derecho hasta parte de su mejilla. Tenía unos enormes músculos, y las venas de sus brazos se le veían fácilmente. Estaba rondando la casa hasta que vimos cuando se paró justo frente a la puerta principal.

—¡Corre a tu habitación! —Me ordenó en voz baja para que no lo escucharan.

Corrí hacia arriba, me salté varios escalones en el proceso hasta que llegué a la puerta de mi cuarto, me quedé ahí, no podía estar escondida, no me gusta no saber qué sucede a mi alrededor, así que me agaché y me quedé escondida viendo a Luke. La manilla de la puerta comenzó a moverse, el hombre estaba intentando forzarla, hasta que, de repente, la derribó de una sola patada, haciéndome brincar del susto, provocando que mi corazón se acelerada y diera un grito ahogado entre mis manos.

Luke no le dió oportunidad, se lanzó sobre el hombre, el cual le sacaba el doble del tamaño, y eso que Luke es alto. El chico le propició un puñetazo en la mandíbula, haciendo que el hombre diera unos pasos atrás y fue cuando ví que sus ojos se volvieron de color amarillo.

¡Maldita sea! ¡Es un licántropo!

El hombre tomó impulso y le dió un fuerte golpe en la cara a Luke, seguido de una patada en su pecho, fue tan fuerte que lo tiró al suelo, golpeándose la cabeza con el primer escalón de las escaleras. Ví como salió la sangre de su boca y la herida en su cabeza manchó la madera, el chico no se movía, parecía que no respiraba.

—¡¡Luke!! —Grité por instinto al verlo en esas condiciones y las lágrimas comenzaron a salir.

Mi grito llamó la atención del hombre, quien alzó la vista y me vió, se quedó ahí, de pie, su boca se curvó hacia arriba formando una sonrisa tenebrosa, la sangre le brotaba del labio, haciéndolo ver aún más terrorífico. Me puse de pie lentamente sin dejar de verlo ¡Maldita sea! ¡A dónde se supone que voy a huir! ¡Estoy en la segunda planta!

—¡¡Luke!! —Volví a gritarle al chico que yacía en el suelo.

Y corrí lo más rápido que pude hacia mi habitación, cerré la puerta de un tirón y entré en mi baño, cerrando la puerta detrás de mí. Escuché cómo la puerta de mi cuarto se abrió de forma brusca, lejos de entrar apresurado, comenzó a caminar con lentos pasos, sus botas hacían crujir la madera del suelo, y escuché un silbido que me puso el corazón a mil por hora.

Miedo.

Sentía miedo, estaba aterrada.

Estaba hiperventilando y no lo podía evitar.

—Yuju —Dijo con una voz terrorífica, haciéndome temblar aún más.

—Niñitaaa —Volvió a decir.

—¡Vamos! ¡No lo hagas más difícil! —Agregó con esa voz retorcida y gruesa.

—Hay alguien que quiere conocerte —Diciendo esto, la manilla de la puerta del baño comenzó a moverse.

Era obvio que me encontraría, no habían muchos lugares en los que me pudiera esconder. Él lo sabía perfectamente, solo lo estaba disfrutando, estaba jugando conmigo, con mi mente, así como juega un animal salvaje con su presa...

Secretos de Sangre  Where stories live. Discover now