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Adam's PDV

La risa de Emily inundó la conversación, una vez más jale de la sábana para cubrir sus desnudos hombros antes de continuar con la alegría que nos causaba estar juntos en este momento; sus grandes ojos me miraban con atención y ternura, una de sus manos aún sujetaba con cuidado mis dedos y los apretaba cuando dejaba salir otra de sus dulces risas.

— No puedes culparme por no saber qué y qué pasa en tu oficina todo el tiempo.

— Siempre puedes preguntarme — Emily se giró para poder recargarse sobre sus codos, ladeó tan sólo un poco su cabeza en dirección mía — te ves preciosa.

— ¿Qué tanto?

Crucé mis brazos detrás de la cabeza y suspiré. —Lo suficiente para dejarme como tonto cada que te veo.

Se deslizó a mí hasta quedar a escasos centímetros, sus ojos brillaban con alegría y cariño, recargo su frente contra mis labios y dejo salir un pequeño suspiro antes de levantar su mirada de nuevo; acerqué una de mis manos a su cabello y le acaricié con cariño. El día de mañana volveríamos a casa, podíamos dormir nuevamente en mi cama, desayunar, comer y cenar juntos, leer en el sillón de cada quién y simplemente hacernos compañía con tranquilidad antes de que tuviera que volver a esta ciudad tan lúgubre. Podía jurar que me perdería en sus ojos un día de estos, quería perderme, en sus finos cabellos, en sus labios, en su pecho, quería perderme en ella, podía casi asegurar que si me volvía loco por su persona estaría más que feliz de que pasara.

— ¿En qué piensas? — levantó nuevamente su cabeza en dirección mía y sostuvo su mirada en mí.

— En nada.

Sus labios se presionaron con cuidado contra los míos, tenían un sabor a miel y vainilla que hacía que mi apetito por besarle hasta el cansancio creciera sin parar; le tomé por la nuca y le estruje contra mí, quería sentirle un poco más. El pecho me remolinaba como loco, mi corazón quería estallar en mil pedazos, aún después de ayer me causaba nerviosismo tenerla tan cerca de mí, sentir su piel contra mi pecho y la suavidad de su tacto contra mi piel.

Emily se separó solamente lo necesario para pasar su pierna sobre mi cadera y quedar sobre mí; deslicé mis manos por el encaje oscuro su ropa interior, un ligero tremor recorrió la espina dorsal de mi acompañante.

—No quiero empacar para volver.

—Pero tenemos que.

Asintió mientras tomaba asiento cómodamente sobre mis caderas, volví a poner mis manos tras la cabeza mientras le observaba nuevamente.

—Tenemos que ir a la Casa en un par de semanas — sus ojos se posaron con hartazgo sobre mí — la idea de ir y terminar con esto es lo único que me reconforta.

—No acabará ahí — asentí — pero al menos será un peso menos, ¿no?

Volví una de mis manos a su cintura y le pellizqué con delicadeza. —Me estás aplastando, Emily.

Frunció el entrecejo en confusión. —Estoy en tu cadera, no te estoy aplastando.

—Ya no es mi cadera la que estás sofocando Ems.

Una sonrisa reprimida acompañada por un carmesí rubor acompañó su cara al instante; le tomé con cuidado y la giré sobre su lado para quedar sobre ella y besarle nuevamente. Sus cálidas piernas no tardaron en hacerme compañía.

— ¿No quieres dormir ya?

—Cuando terminemos, dormiré.


Emily tomaba con fuerza su bolsa de mano para poder subirla al compartimiento que estaba sobre nuestras cabezas, después de un intento fallido decidió pasármela y pedirme que lo hiciera por ella, tomó asiento en el amplio espacio que primera clase le ofrecía y esperó a que me sentara junto a ella para sacar un libro de debajo de su brazo y me lo pasara; el vuelvo a casa fue completamente tranquilo, Emily había optado por dormir mientras yo terminaba de leer la pieza que me había pasado al inicio del vuelo. No dejaba de pensar en lo que había pasado un par de noches atrás, en la confrontación con mi padre, el revuelo de la mesa directiva, y en lo que había compartido con la castaña de sonrisa aperlada. Me sentía nervioso por los meses que aún quedaban por delante, sabía que lo que sentía por Emily era algo bueno, algo que me hacía arder por dentro con ánimo, pero no sabía si era lo suficiente para poder hacer todo lo que tenía que hacer para que las cosas pudieran funcionar correctamente; pronto sería mi cumpleaños, pronto sería la visita en la casa, y tan pronto como esas cosas pasaran, la estadía de Emily también acabaría, y lo único que me quedaba por preguntar era si ella y yo seguiríamos.

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now