19.

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Las mejillas de Emily no habían disminuido su tono carmesí aún después de un par de disculpas y respuestas que todo estaba bien; había intentado hacerle entender que estábamos a mano, pero la selección de palabras que había usado no eran las adecuadas y sólo logré que se sintiera más apenada que antes.

Me había vestido lo más rápido posible mientras le repetía que estaba bien y que había sido un accidente, pero quizá haberme cambiado en el baño hubiera hecho la situación más manejable; después de un par de minutos por fin habíamos podido reírnos de la situación y habíamos pasado al siguiente tema de la noche, la cena de hoy.

―Toma asiento―tomé su mano y la guíe hacia dos sillas continuas, me acerqué lo suficiente a su rostro para atraer su atención a mí―, por más que quiera restregarte en cara lo que acaba de pasar necesitamos una historia para mi familia, así que invéntala e intenta concentrarte en eso.

― ¿Por qué yo? ―me miró frunciendo el entrecejo y mientras cruzaba los brazos sobre su pecho desvíe la mirada justo para ver a mi familia llegar al comedor.

―Porque sorpresivamente siempre puedes responder cosas que toman minutos en segundos― pillé su mirada justo a tiempo ― di lo que quieras y te seguiré la corriente, sólo hazlo creíble.

El blanco mantel que cubría la abrillantada madera del comedor tenía sobre sí las copas y platos a usarse durante la siguiente hora, no habían tardado en tomar asiento y esperar a que se sirvieran las porciones cuando mi madre comenzó a hablar, apenas y le estaba poniendo atención hasta que el nombre de Emily figuró en las preguntas de hoy.

― ¿Perdón?

―Querida, te preguntaba― dijo bebiendo de su copa―, cómo fue que te ganaste el corazón de nuestro Adam, estoy segura que no soy la única impaciente por conocer la historia.

La mirada de Emily me recorrió el rostro en busca de ayuda, al parecer había estado ocupada en otros pensamientos para idearse lo que debía responder; el silencio que abrumó la mesa se rompió bajo mi voz.

―Por una pintura―dije pasandole un pedazo de pan con mantequilla a su plato―, le compré una pintura, cuando la lleve a casa, me di cuenta que tenía una mancha que me molestaba ver, volví a buscarla para saber si podía hacer algo al respecto.

―Desgraciadamente le dije que si quería quitársela arruinaría todo el cuadro, así que le ofrecí hacer uno nuevo para él, se supone que la mancha del anterior era parte de la obra pero, ya saben, Adam― continuó ella encogiéndose de hombros―, le ofrecí un descuento por el nuevo cuadro si así lo quería, pero declinó mi oferta y decidió cambiarla por salir a comer algo, tomamos un par de tazas de café antes de pedirme ayuda con otros cuadros que tenía sin darles limpieza en casa, y supongo que no pude negarme a seguir viéndolo. 

―Adam, tú sabes pintar― declaró mi madre en un intento por indagar más en algo que no le convencía del todo―  ¿por qué no lo hacías tú?

―Ella tiene trazos más delicados, ¿has visto sus manos?― evadí su mirada por un par de segundos y voltee a ver a mi compañera ― Creo que después de varios intentos fallidos por hacer la pregunta correcta, la invité a comer algo, la visitaba más seguido en su taller bajo la excusa de tener dudas, hasta que le pedí una cena, y varias citas después, aquí la tienes.

― ¿Y cómo fue qué te pidió ser su novia? ― Derek sostenía su copa cerca de su boca― ¿o sólo te besó y asumieron que eran pareja?

―Se lo pedí hace ocho meses y cacho― Emily asintió sonriendo y desvié mi mirada de vuelta a Derek―, pensé que estallaría de lo sonrojada que estaba, pero al final logré obtener un sí.

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now