18.

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Aparté a Miranda lejos de mí con un empujón mientras intentaba regular mi respiración, sentía como el corazón se disparaba y comenzaba a sudar. Era la primera vez en mucho tiempo que me sentía así. Necesitaba a Emily.

Me adentré en la habitación y cerré la puerta apoyándome en contra de ella. El corazón seguía latiéndome con fuerza, y la cabeza comenzaba a darme vueltas. 

Tenía que decirle a Emily, la necesitaba ahora mismo.

― ¿Adam? Traje cereal y un poco de esa cosa verde que te gusta― su voz fue un alivio, pero todo seguía dándome vueltas― ¿Adam?

Me moví de la puerta y me dejé caer en el suelo con una mano en el pecho, necesitaba relajarme. Necesitaba respirar. Cuando Emily entró a la habitación no fue necesario decirle nada, se arrodilló a lado de mí, pero cuando intentó tocarme, hice una mueca y me moví a un lado.

―No voy a hacer nada malo― dijo levantando las manos―, necesito que respires, despacio.

Se acercó poco a poco a mí sin bajar las manos, mi respiración seguía mal y sentía como la habitación se cernía sobre nosotros.

«Es Emily, es Emily, déjala tocarte»

Cuando llegó a mi lado tomó con cuidado mi mano sin dejar de verme a los ojos y la puso sobre su corazón, el tamborileo de sus latidos llegó a la palma de mi mano; entendía lo que me pedía.

«Es Emily».

―Necesito que te relajes y tus latidos sean más lentos― sentía su corazón, sentía cada latido, podía hacerlo, carajo―, tienen que ser así.

Me concentre en el tacto de Emily y me repetí mil veces en la cabeza «es un ataque de pánico, sólo es un ataque de pánico». 

Tarde un rato para que mi corazón dejara de palpitar como sí acabará de correr un maratón, Emily se había quedado a mi lado sujetando mi mano y estaba muy alerta en lo que pudiese pasar, no se había acercado de más en ningún momento.

―Mi vecina solía tener ataques de pánico después de que su novio la golpeara... ―hice una mueca de dolor―, así que aprendí junto con mi padre a controlar esas situaciones, pero a ti no te he golpeado, ¿qué pasó?

Negué en silencio. Emily asintió y se dirigió hacia la puerta de la habitación, al abrirla divisé una charolita con un tazón de cereal y un vaso con clorofila. Me levanté y me senté en la cama, aún me repetía que sólo había sido un ataque de pánico.

Cuando Emily llegó a mi lado, me dio el vaso de agua primero.

―El tazón es mío, tuve que subir porque Derek comenzó a cuestionarme cosas― se ruborizó― de las cuales no sé cómo responder.

―No debí decir nada allá abajo― negué con la cabeza―, gracias de verdad Emily.

―Haría lo que fuera con tal de pagarte―negué con la cabeza y bebí de mi vaso―, de nada Adam.

(...)

Ambos nos acompañábamos en silencio, era un silencio cómodo, Emily comía de su tazón y de vez en cuando le lanzaba miradas furtivas, hacía comentarios sobre como masticaba con tal de hacerla reír.

― ¡Basta! ― dijo cubriéndose la boca―¡harás que escupa!

Le di un golpe en el hombro amistosamente, su contacto me era normal, incluso me parecía no sentir nada, pero no podía engañarme pensando así, tenía que decirle la verdad, digo, ya que andabamos en la estación de la sinceridad quizá fuese bueno sacarlo de mi pecho también; quién sabe tal vez Emily se fuese de mi vida en un par de meses y no recordase lo que le había dicho el día de hoy.

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now