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ADAM'S POV

Me recargué contra el fregadero después de dejar las tazas sucias; me llevé una mano instintivamente a los labios, un extraño cosquilleo los recorría y sentía un extraño calor subir por toda mi cara.

Era por ella.

― ¿Señor Adam? ― me giré sobresaltado― ¿qué hace despierto a esta hora?

Las luces de la cocina iluminaron el rostro de una de las chicas que mi madre contrataba para el aseo y cuidado de la casa, sujetaba fuertemente una manta sobre sus hombros y su mirada no dejaba de inspeccionarme curiosa.

― ¿Cuál es tu nombre?

―Alelí, joven amo.

― ¿Puedo pedirte algo, Alelí? ― la joven castaña asintió confusa― tócame el brazo por favor.

Alelí entreabrió los labios y frunció el entrecejo. ― ¿A qué se refiere?

Di unos pasos hacia Alelí y extendí mi brazo hacia ella.

― ¿Por qué mi piel está así?

Alelí observó confusa mi brazo y al final pasó sus dedos por mi piel, un asco colosal me recorrió completamente, el corazón comenzó a latir desbocado; me retiré nuevamente.

―No lo sé, puede que su piel esté de gallina por el frío o el viento.

― ¿Piel de gallina?

―Es una expresión.

Subí a la habitación después de una extensa explicación de que significaba tener la piel de gallina, había escuchado esa expresión pero no recordaba haberla conocido.
Al abrir la puerta de la habitación Emily yacía sobre la cama con las blancas y pulcras sábanas enredadas en sus piernas; su cabeza descansaba sobre su almohada, su cabellera caía casi hasta rozar el suelo. La luz había quedado encendida y parecía molestarle puesto que se removía constantemente, mi vista se dirigió instintivamente a sus labios, aquellos que escasos minutos atrás había tocado. Cerré la puerta a mis espaldas y caminé hacia la cama, no sabía si podría dormir con ella después de lo sucedido, pero el frío de verdad comenzaba a acuchillar cada una de mis extremidades. Me senté en el borde de la cama, enterré la cabeza entre mis manos y tiré de mi cabello con escasa fuerza, necesitaba relajarme, esto no podía arruinar mi cuidado sobre Emily.

Mi único propósito era cuidarla.

El fino e inconfundible toque de los delgados dedos de Emily llegó a mi espalda, la tocaba tal cual el viento veraniego a las copas de los árboles. Me estremecí cuando su toque desapareció.

―Lo siento― susurré sin girarme.

―No veo el porqué.

―Te besé.

Me giré hacia ella y contemplé sus facciones risueñas. ― ¿Qué es gracioso?

―Lo olvidaré, Adam; o lo puedo tomar como un acto de ayudarte con tu fobia.

―No quiero que te sientas usada.

Emily extendió su mano hacia mí y acarició mi espalda de nuevo, sonrió condescendientemente y asintió.

―Lo olvidaré. No me siento así. ― le di media sonrisa.

Me metí entre las sábanas dejando caer al suelo mi calzado, Emily seguía con esa sonrisa, ¿qué tan buena podía ser?
Mi cuerpo se estremeció al sentir el suyo acurrucándose contra mí, uno de sus delgados brazos enrolló mi torso con un suave apretón; por primera vez me sentía tranquilo de una forma... Desconocida. Abracé su cuerpo contra el mío y un susurro que se llevó la noche pronuncié: «gracias». Intentaba dormir con todas mis fuerza e intentaba poner la mente en blanco, pero nada daba resultado. Emily se había desprendido de mí y yacía plácidamente sobre sus sábanas. Me gire a todos lados. ¿Por qué no me podía dormir?

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now