3.

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Intenta escapar de nuevo, y esas bonitas piernas tuyas, serán mi nuevo cenicero.dejó salir el humo por su nariz y lanzó el cigarrillo cerca de mí.

Garden salió de la pequeña habitación dejándome con el tipo castaño.

Deberías hacer lo que te dicedijo dándome la taza de metal con aguasé lo que se siente que te queme con un cigarrillo.

Había algo en ese chico que me transmitía tranquilidad, tal vez sus ojos marrones, o su voz...

¿Cómo lo sabes?el chico sonrió y levantó su manga, su brazo derecho estaba lleno de cicatrices horribles pero Garden sólo tiene chicas aquí, ¿tú eres...?

No me atrevía a preguntarle a ese pobre chico acerca de Garden.

¿Mi padre, mi captor?asentí Mi padre, pero no biológicofruncí el ceño robaba para él, antes de que secuestrara chicas, tomaba niños de la calle, les ofrecía donde vivir, comida, juguetes, pero debían robar para él, y mírame a donde me llevó.

Me apretuje contra la pared cuando el castaño se acercó.

No te haré nada.se sentó a lado de la sucia colchoneta en la que estaba sentada.

¿Cuál es tu nombre?pregunté observándolo fijamente.

Es mejor que no lo sepas.

Quiero saberlo...

Emily, no le digas a Garden que hemos hablado.se levantó y se dirigió a la puerta cuídate, confío que saldrás de aquífue lo último que dijo.

Me hice bolita en la colchoneta y cerré los ojos.

Papá, sácame de aquí.

(...)

― ¿Emily? ¿Estás bien? ― Drew sonaba lejos de mí ― ¿Emily?

Tardé en poder abrir los ojos por completo, la encimera de la cocina brillaba intensamente al rebotar toda la luz que se colaba por la puerta del jardín, había pasado la noche fuera de mi cama mientras intentaba re hidratarme tras una pesadilla que me sacó del colchón, y en algún momento mi cuerpo ya no pudo contra el sueño y la luz de la luna.

― ¿Te has quedado dormida aquí?

― Parece que sí, no recuerdo, sólo sé que tenía sed y, en algún momento me quedé.

El cuello me estaba matando, y no se diga de la espalda baja, podía sentir cada espina dorsal crujir bajo la piel.

―Buenos días. ― Adam entró a la cocina sin levantar ni un decibel.

―Buenos días.

―Al menos tienes modales―Adam se acercó a la nevera― hoy es el día libre de Marissa, así que Drew, lleva a Emily a desayunar algo por favor.

― ¿Por qué no puedo preparar algo? ― pregunté mirando mis manos.

―No arriesgaré a que una niña queme mi cocina― y dicho eso, tomó una botella de agua y se fue.

(...)

El viaje en auto fue diferente al que había tenido al llegar a casa de Adam, los árboles adornaban las calles con alegría, las hojas estaban en su mayor punto verde, el aire era fresco y a la vez llevaba calor consigo, todo a mi alrededor estaba en su máximo esplendor de la vida.

Drew había propuesto desayunar waffles, conocía el mejor lugar en la ciudad, según comentó la mitad del camino, se detuvo frente a una casa pequeña con un marcado desgaste en las paredes exteriores.

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now