37.

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PDV de Emily

El corazón me retumbó hasta el último rincón de mis oídos, me sujeté fuerte a las sábanas oscuras de Adam y me repetí mil veces que ya pasaría, que era algo momentáneo, que todo estaría bien, pero no se sentía así, se sentía como una caída en picada, deje que mi cuerpo cayese al suelo en un intento de estabilizarme y lo único que logré fue un dolor insoportable en la lateral de mi cara, no sentía ni la pequeña extremidad de mí, quería hablar, tomar de nuevo el teléfono y llamarle a Adam por ayuda.

—Ems, Alfred llevará a Marissa a casa, ¿quieres ir a cenar? —La voz de Drew me llegaba de muy lejos, parecía un eco rebotando a lo largo de mi oído — ¿Ems?

Sentí el cuerpo flotar, los fríos brazos de Drew me aprehendían contra su pecho en un intento de sacarme de donde sea que estuviera, sin embargo, estaba muy lejos del lugar al que me quería regresar con tanta desesperación.

— Drew...


Parpadeé. Mil luces entraban y salían de mi mente, había semáforos, luces de escaparates, luces de autos y ruido de automóviles. Parpadeé. Una sola luz entraba y salía en mis ojos, era blanca con tonos azules, la acompañaban tres voces roncas y el tintineo de una voz femenina que pedía tranquilidad, no entendía nada y quizá lo entendía todo. A lo lejos estaba Drew, cruzado de brazos y mordiéndose el pulgar, me veía preocupado, con miedo quizás, intentaba acercarse y las mujeres de uniforme azul le pedían que permaneciera en el mismo lugar, con ese mismo tono de campanas.

—Drew, casa.

—Tranquila señorita Wiley, irán a casa antes de lo que creen.

Y dormí. Todo se nubló y las luces no llegaron a mis ojos ya. Sentía el olor de Drew en el aire, lo sentía en la piel. Pero sentía a Adam también, tenía su aroma en los brazos. Tenía a ambos acompañándome en la oscuridad, esta vez tenía compañía.

PDV de Drew

— ¿Se pondrá bien, cierto?

—Dale un par de horas en lo que su cuerpo procesa el suero y los medicamentos que le dimos, se levantará muy agotada pero, con suerte, podremos darle el alta de inmediato o en un par de horas. — el doctor que tenía frente a mí se frotaba las manos antes de llevárselas al bolsillo, parecía calmado y amable, aunque la voz le denotaba un tono amargo y un poco cansado.

— ¿Qué es lo que le ha pasado?

—Mi mejor diagnóstico de acuerdo a la prueba de sangre que le hemos realizado, señala a un deficiencia de hierro, en un par de semanas debería sentirse mejor si lleva a cabo el tratamiento que le indicaré, es necesario que lo siga y que su alimentación también sea muy importante en el proceso, de otra forma podríamos volver a vernos en la sala de urgencias.

Asentí y giré la vista a Emily, tenía el cabello hecho una maraña sobre la blanca almohada y había un cable conectado a su brazo que se perdía dentro de las sábanas; apenas habíamos llegado al hospital y mi corazón se detuvo al verla desaparecer tras las puertas de cuidado intensivo, había pasado un par de horas hasta que volví a ver sus pequeñas mejillas reaparecer.

—Quiero tenerla en observación un par de horas si es posible, de igual forma usted puede quedarse acompañándola, le pediré a las enfermeras que instalen a su pareja en una habitación en el piso 10, ¿de acuerdo?

Me senté en una pequeña silla semi-metálica que estaba a lado de la cama de Emily, le tome la mano y me la llevé a la cara, estaba fría y la respiración le pesaba, me había aterrado a muerte cuando entré a la habitación de Adam porque su cuerpo yacía inconsciente en la fría madera, algo había intentado decir sin lograrlo, en el camino al hospital no dejaba de girar la vista en busca de algo, me aterró pensar que se había golpeado la nuca o que simplemente su cuerpo se había rendido después de tantas cosas, no lo supe, tan solo la tome y corrí al auto. El hecho de que Emily estuviera aquí era lo que me importaba. Entreabrió los labios balbuceando algo.

ADAM - en edición.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu