38.

1.6K 160 16
                                    

PDV de Adam

—Entonces tenemos un trato. Un placer hacer negocios con su empresa, no le voy a mentir, pero estábamos bastante sorprendidos que nos haya atendido en persona después de tantas llamadas rechazadas, estoy seguro de que su padre está orgulloso del hombre de negocios en el que se ha transformado— me levanté de la silla y volví a abotonar mi saco, asentí con la media sonrisa que hacía falta para despedirlo de mi vista— le haré llegar mis últimos acuerdos por medio del abogado de la empresa. Estamos en contacto, señor Blair.

Ricardo extendió su mano para ser interceptado justo a tiempo por la de Victoria, no podía soportar ni un solo momento más dentro de estos muros. — Siempre es un placer lograr tratos importantes con hombres como usted, Ricardo. ¿Los acompaño a la puerta o quizá quieran tomar un café antes de dejar la torre?

Ni corta ni perezosa Victoria guió a Ricardo y su abogado hacia las puertas de madera de la sala en la que estábamos; quería vomitar, la cabeza me iba a 100km por hora, apenas podía respirar, habían sido las dos horas y quince minutos más largos de mi vida, en algún momento dejé de escuchar y le deje todo a Victoria, sabía que era competente y quizá la persona más capacitada para cerrar el contrato, por mi parte, me había limitado a mirar el horizonte o las uñas mordidas del abogado de Ricardo, sin duda la tenía difícil el pobre, la empresa de Ricardo se estaba cayendo a pedazos hace más de dos cuartiles, la única razón por la que se había accedido a enlazarse con ellos era por los doscientos trabajadores que dejarían en la calle si decidían tirar abajo sus bodegas del muelle. Y vamos, que quizá ayudar a sus trabajadores con una mejor situación laboral no me afectaría ni un poco.

— Vaya, no le paraba la boca, am I right?

—Ni me lo digas, no he escuchado la mitad de las santerías que ha dicho, así que bloqueé su voz hace una hora.

—Me di cuenta, tremendo cabrón eres, me dejaste a mí sola, parece que me hayas dejado una bolsa de carne en traje en lugar de un Adam—tomó asiento frente a mí— ¿estás bien? Estás rojo como tomate.

—No es nada, necesito aire.

—La oficina está a 24 grados centígrados, ¿quieres más bajo? —me levanté con pesadez de la mesa —, bien, entonces nos vemos para cenar, ¿no?

Asentí.

PDV de Emily.

La robusta espalda de Drew emergía y volvía a desaparecer bajo la cristalina agua de la piscina, no sabía qué decirle después de ayer, lo había preocupado tanto que me sentía apenada por haberlo hecho cuidar de mí, me había levantado escaza media hora atrás y me sentía aún mareada, Marissa había servido el desayuno como todos los días y me había reprimido por comer tan poco, como todos las mañanas anteriores. Había ingerido la mayor cantidad de comida posible, pero no podía forzarme a degustar el desayuno, me sentía tan mal, extrañaba sentirme normal, de verdad que lo extrañaba, no tenía duda al respecto, intentaba convencerme cada día de que todo volvería a la normalidad en pocos meses, pero cada día se me hacía más difícil que el anterior, no podía tomar un baño sin pensar: carajo quiero quedarme en la tina hasta que se acabe el año. Extrañaba mi casa, mis amigos, el sonido de los pajarillos fuera de casa, y más que a nada en este mundo, extrañaba a mi padre, extrañaba oler las especias de su pan recién horneado, el crepitar de la madera cuando las goteras la hinchaba y caminaba sobre ellas para llevarme el desayuno, extrañaba escucharlo quejarse por las mañana porque me he olvidado de apagar la bombilla del baño, extrañaba tanto verlo y poder reírme con él, olvidar las deudas, olvidar que mamá no estaba con nosotros pero que siempre estaba con él.

— ¿Estás bien? No has dicho nada desde el desayuno. — Las finas gotas iban siendo secadas por la tela de la blanca toalla que reposaba en las manos de Drew, caían de su cabello y desaparecían más allá de sus brazos. — ¿Te sientes mejor?

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now