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PDV Emily.

Sold! ― el ruido alrededor mio se trago la palabra sin dejar rastros tras de sí, no entendía que acaba de pasar después de varias paletas siendo levantadas al aire después de mencionar mi nombre y edad.

Me costaba enfocarme en las imágenes a mi alrededor, un ardor extraño me inundaba por la espina dorsal y se quedaba en mi cerebro, me adormecía al mismo tiempo que me quemaba poco a poco; me sentía magulla, pesada y un poco desorientada, estaba consciente, o algo parecido, me sentía espectadora.

Me había costado algo de esfuerzo y dolor pero había logrado ver a lo lejos al hombre del traje oscuro que había sido el último en levantar aquella paleta, su imagen se iba deshaciendo poco a poco, la vista me fallaba, pero sabía que había sido él, esperaba que fuera él.

Me aferré a los brazos de la silla en la que me encontraba, mis uñas se sentían adoloridas y calientes debajo del barato esmalte que tenían puesto, mis ojos apenas podían mantenerse abiertos; contuve la respiración (o quizá había olvidado como respirar) al ver a aquel hombre levantándose de su silla pesadamente, sus rasgos denotaban que se trataba de alguien joven, su cara se escondía pobremente en la oscuridad, pero sabía que lo veía; portaba un traje oscuro y plano, su postura era rígida y no dejaba de cuidarse los lados, parecía nervioso e incluso un poco perdido entre la gente que lo rodeaba, pero sabía disimularlo bien, mantenía sus manos en su pantalón, y su boca dibujaba una línea recta que no cedería ni a una bomba.

Una persona desconocida ayudó a levantarme, me sostenía con fuerza, no sabía si para evitar que escapase o porque en cualquier momento me desplomaría al suelo, su mano se fue aflojando poco a poco cuando los guardaespaldas de este, antes ya descrito, hombre se acercaban en dirección mía. El más robusto de ellos me tomó del brazo con cierta firmeza y me hizo caminar a pasos largos y bien calculados, el otro tipo era delgado y alto, portaba una sonrisa en sus labios al tenderme su mano para poder bajar las escaleras, la tomé temblorosa y con cierto alivio, ambos me sujetaban con firmeza y me guiaban con cierto cuidado, en algún momento mi cerebro dejo de grabar lo que estaba sucediendo y simplemente se dio por vencido en registrar los sucesos hasta que el frio aire de la noche golpeo contra mis mejillas, la luz que había en el pobre estacionamiento de la casa iluminaba la espalda del hombre de traje oscuro y plano que se mantenía caminando con paso firme y acelerado frente a nosotros, quería irse en cuanto antes, lo podía notar a kilómetros , se giró tan sólo un poco en mi dirección y quizá por el cansancio confundí su mirada de asco por una de preocupación. Tenía unas facciones hermosas y un tanto aterradoras, pero por fin estaba fuera y era lo único que me importaba en ese momento, eso y no desplomarme.

―Por favor, sube al auto y no hagas ruido― se dirigió hacia mí el guardaespaldas delgado.

Asentí en silencio y tome asiento, note que mi comprador no se encontraba en este auto, el espacio libre que tenía a mi alrededor era abrumador y al mismo tiempo me tranquilizaba, olía a cera de auto, aromatizante, menta y un poco de perfume, era la mejor combinación que mi nariz había recibido en meses.

Tomé mi posición en el asiento del centro mientras que los dos guardaespaldas se situaban a mis costados, la colonia de uno de ellos inundó mis fosas nasales, era el mismo que el auto guardaba entre las costuras del cuero que cubría los asientos, me tranquilizaba pensar que ese aroma sería el que estaría en mi piel por esta noche y no el de Garden. Sólo por esta noche.

―Supongo que debo decirte esto, antes de que te metas en problemas con él― habló el tipo robusto―no te acerques, no lo toques, no le sostengas la mirada, no hagas nada sin su permiso, y si él te pide que hagas algo, hazlo, evítate cualquier problema con él y te irás en cuanto antes de su casa, ¿lo entiendes?

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now