28.

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―No nos quedó tan mal― Adam bebió de su lata de soda―, ¿o sí?

Sumergí mis pies en el agua helada mientras Adam dejaba salir una nube de humo de entre sus labios, tenía la mirada puesta en el cigarrillo antes de pasarla a mí.

―Fue mayormente mi trabajo. ― declaré.

Golpeó mi hombro suavemente mientras reía; Adam tenía los brazos llenos de pequeñas gotas sucias, formaban extrañas figuras casi hasta los codos, seguramente se bañaría cinco veces.

―La cena está lista, joven amo. ― Alelí se acercó hacia nosotros, tenía el uniforme puesto y parecía nerviosa― La señora me ha enviado.

― ¿Ya la van a servir?

―En cuarenta minutos.

Adam presionó sus labios contra el cigarrillo de nuevo y exhaló, después lo aplastó contra el pasto y le sonrió a Alelí.

―Gracias por tu aviso, Alelí.

Moví mis pies dentro del agua mientras Adam se levantaba para pedirle algo a Alelí casi en un susurro. El sol comenzaba a descender y la oscuridad se iba apoderando de poco a poco del inmenso jardín, hacía tanto que el silencio era lo más relajante que podía encontrar, y justo ahora mismo, con el vago olor a tabaco y menta, no podía sentirme mejor, quería detener el tiempo y quedarme así por la eternidad, quería ser feliz por unos momentos y olvidar todo.
Di un respingo cuando Adam se sentó detrás de mí, estiró sus piernas a lado de las mías hasta tocar el agua, pasó sus brazos por mi abdomen con un leve apretón y recargó su mentón en mi desnudo cuello, su cálida respiración estaba agitada, podía percibir la calidez de su cuerpo.
Intenté girarme.

―No... Quédate así. ― sus dedos rozaron mis costillas, me estremecí―¿Por qué no subes de peso? A estas alturas de vivir con Marissa ya deberías pesar el doble.

―No tengo mucho apetito últimamente.

― ¿Estás embarazada? ― rio haciendo vibrar su cuerpo contra el mío―, debes comer más, necesitas una mejor alimentación.

Negué. ―Lo sé, sólo, me causa asco ver tanta comida últimamente.

―Eso ya no suena normal― exhaló mientras bajaba una de sus manos a mi pierna y la golpeaba suavemente―, venga, te darás un baño caliente, cenarás y después irás a dormir.

Se levantó y extendió su mano hacia mí, cuando la tomé, Adam se dispuso a caminar rápidamente al interior de la casa, su madre iba saliendo e hizo ademán de acercarse a Adam, éste la pasó de largo y le dejo con la palabra en la boca.
Abrió la puerta de cristal y me guío hasta la habitación, se tomaba el tiempo para que yo pudiera acoplarme a su paso a la hora de subir las escaleras, no soltó mi mano hasta que llegó al baño y abrió el grifo de agua caliente.

―Iré a tomar una ducha a una de las habitaciones desocupadas mientras tú tomas la tuya― soltó mi mano y salió del baño―, me encantaría que te bañaras más rápido que yo porque así evitarías la pena de encontrarme desnudo en la habitación.

Sonrió por última vez y salió de la habitación llevando consigo una toalla y un shampoo. Me giré hacia la bañera y cerrando con pestillo la puerta, me quite prenda por prenda y me sumergí en la calidez del agua, todos mis músculos se relajaron al instante y tuve que dejar salir un suspiro de alivio, quería esta bañera para toda mi vida.
Tomé una botellita de sales aromáticas y las arrojé sin medida al agua, me importaba muy poco ahora, sólo quería relajación, quería estar en esta bañera por veinte minutos, o hasta que mis extremidades comenzaran a dormirse.
Doblé una de mis piernas para poder aplicar el líquido jabonoso, noté un chirrido al regresarla al fondo del agua, repetí la flexión, pero sólo esa rodilla había chirriado, vaya.

ADAM - en edición.Where stories live. Discover now