19. Lazos y paradojas

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El cielo del viernes amenazaba con lluvia, lo que provocó que la mitad del colegio se preocupara inmediatamente por las condiciones meteorológicas para el inminente partido de Quidditch. No tenían por qué preocuparse, porque cuando terminaron las clases matinales, el cielo se había despejado y lucía un azul fresco y sin viento. Después de Alquimia, Hermione almorzó rápidamente y fue a visitar a Hagrid con Harry y Ron. Hablaron sobre todo de Quidditch y de las clases de Hagrid, pero Hermione se alegró de ver que las calabazas para el Baile de Halloween estaban creciendo de forma impresionante en el jardín trasero, ya casi lo bastante grandes como para que el propio guardabosques se sentara en ellas.

Más tarde, las chicas de octavo año de Ravenclaw se reunieron en su dormitorio.

—¡Estoy tan emocionada de que llegue el fin de semana! —canturreó Lisa—. ¡Quidditch esta noche, Hogsmeade mañana!

—Voy a ir de compras mientras estoy en Hogsmeade, —dijo Padma—. Necesito un disfraz para ponerme el próximo fin de semana y todavía no tengo ninguno.

—¡Ooh, yo tampoco!

—No recuerdo que haya habido nunca un partido nocturno para ninguno de los pasados partidos de Quidditch, —comentó Daphne.

—Fue idea de McGonagall, —explicó Padma—. Igual que las nuevas clases que se ofrecen este año. Ernie y yo creemos que está tratando de dirigir las cosas de manera diferente a como lo hacían Dumbledore o Snape, para enviar el mensaje de que las cosas van mejor este año.

Diferente de Hogwarts en tiempos de guerra, confirmó Hermione mentalmente. Pensó que probablemente había algo de sabiduría en ello.

—¡Mirad lo que tengo! —cantó Lisa con orgullo. De las profundidades de su baúl sacó un puñado desbordante de lazos de vivos colores.

—¿Para qué es todo eso?, —preguntó Hermione.

—¡Nuestro pelo, por supuesto!

Hubo algunas risitas de emoción al respecto, mientras Lisa se esforzaba por convencer a sus cuatro compañeras para que le permitieran trenzarles el pelo.

—Por el espíritu escolar, —sonrió, empezando por su propia cabeza.

A Hermione se le daban bien muchas cosas, pero arreglarse el pelo nunca había sido una de ellas. Observó con cierto asombro cómo Lisa hacía con destreza dos trenzas francesas en miniatura con sus propios mechones hasta la barbilla. En una trenza, entretejió cintas azules y bronce; en la otra, amarillas y negras.

—Tienes que mostrar tu orgullo tejón, —observó Daphne riendo.

—Por supuesto, —aceptó Lisa sin reparos, pellizcando la nariz de Daphne. Daphne parpadeó confundida ante aquella demostración de afecto—. Hufflepuff y Ravenclaw, mis dos casas.

—Me toca, —se ofreció Sue rápidamente, sentándose frente a Lisa en la cama de la chica—. Solo los colores de Ravenclaw para mí.

—Pero el partido es Hufflepuff contra Slytherin, —insistió Hermione.

—Como miembro oficial del equipo de Quidditch de Ravenclaw, no me pillarán apoyando la victoria de un equipo rival, —movió el dedo Sue.

Cuando terminó con Sue, Lisa se dirigió a Daphne. La ex Slytherin miró pensativa las trenzas de Lisa y decidió:

—Para mí también los colores de Ravenclaw, por favor.

Mientras Lisa hacía su magia en el pelo de Daphne, Hermione dirigió su atención a Sue y Padma, que estaban ocupadas cotilleando.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Where stories live. Discover now