49. Secretos

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—Que tengas un buen último trimestre, cariño.

—Lo tendré, mamá, —prometió Hermione, dándole dos besos a su madre.

—Y no te metas en líos.

—Haré lo que pueda, papá.

—Mmm, —murmuró Todd, poco convencido.

Dirigiendo su carrito hacia la barrera entre los andenes nueve y diez, Hermione se arrimó despreocupadamente al ladrillo del arco y se despidió de sus padres con la mano. Una multitud de adolescentes bulliciosos pasó a su lado, ocultando su salida del mundo muggle. Después de depositar su baúl en la zona designada del andén, levantó el transportín de Crookshanks y alzó el cuello por encima de la multitud para buscar... bueno, se dijo a sí misma que buscaba a Harry, Ginny o Ron, pero también esperaba ver a Draco.

—¡Hermione!, —gritó una voz familiar por encima del ruido de despedidas llenas de lágrimas, el ulular de las lechuzas y la explosión de unos fuegos artificiales Filibuster que habían sido mal guardados en el baúl de un alumno de cuarto curso.

—¡Ginny!, —gritó Hermione, al ver el hito de pelo Weasley abriéndose paso hacia ella.

Mientras las dos brujas se abrazaban, Hermione notó un nuevo brillo de picardía en los ojos de su amiga.

—Harry ya nos ha conseguido un compartimento. Vamos.

Mientras la arrastraban, Hermione echó un último vistazo al abarrotado andén, pero no vio ni rastro de ningún Malfoy. Con una punzada de decepción, siguió a Ginny hacia la parte trasera del tren, donde Harry ya estaba sentado en el último vagón, poniéndose al día con Neville y Luna.

—Hola, Hermione, —saludó su mejor amigo. Llevaba una sonrisa nueva y despreocupada que Hermione no estaba acostumbrada a ver en él. Ser Harry siempre había conllevado una multitud de factores estresantes; tal vez su nueva jovialidad no era más que cómo habría sido siempre, si Harry no hubiera sido El niño que vivió. Le dio una palmada en el hombro alegremente—. ¿Has tenido unas buenas vacaciones?

—Bastante tranquilas, la verdad, —mintió—. Hola, Neville, Luna... ¿Dónde se ha metido Ron?

—Espero que no le hayan engañado los dabberblimps. Son especialmente activos en esta época del año, —se puso seria Luna.

Nadie preguntó.

—Probablemente pegado a la cara de una tal Daphne Greengrass, —resopló Ginny.

—Parece simpática, —musitó Harry, acomodándose alegremente en el asiento junto a su novia.

—Lo es, —afirmó Hermione rápidamente, tomando asiento junto a Neville.

—Nos visitó en la Madriguera después de Navidad. Mamá quería conocerla. Para ser alguien dispuesta a salir con Ron, está bastante bien, —añadió Ginny.

—¿No era una Slytherin?, —quiso saber Neville con curiosidad.

—Aunque ahora es una Ravenclaw, —defendió Hermione rápidamente—. Es mi amiga.

—No te preocupes, Hermione, creo que todos hemos superado el punto de juzgar a una persona basándonos en los viejos prejuicios de Casa. Mira a Harry y Ginny. Mira a Dean. Sería tonto si no me gustaran los Slytherin. Además, ahora tengo a Theo Nott en mi dormitorio y es una de las antiguas serpientes. No es tan malo, solo un poco solitario, —se rio Neville.

Ron alcanzó a sus amigos más tarde, cuando el tren ya había partido hacia Hogwarts. La expresión de satisfacción que llevaba parecía confirmar la anterior afirmación de Ginny sobre su paradero, aunque no sacó el tema. Después de saludar a todo el compartimento, Ron se acomodó en su lugar habitual junto a Harry y exclamó:

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt