28. Las Consecuencias

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—¡Buenos días! —Daphne habló al oído de Hermione.

—Owww... ¿era necesario hablar tan alto?

—Te vas a perder el desayuno.

—Mmph, —contestó Hermione, boca abajo en la almohada.

—Está bien, me perderé el desayuno si no te levantas... cosa que no te agradeceré, porque necesito contarte lo que pasó en el Baile de Halloween después de que te fueras descortésmente sin despedirte. Y sin tu acompañante, me di cuenta. —resopló Daphne—. ¡No te he visto desde entonces porque llevas durmiendo unas quince horas!

—¿Por qué estás tan animada?, —gimió Hermione.

—¡Lo sabrías si te despertaras para escuchar mi historia! Eres una confidente terrible, de verdad.

Arrastrarse hasta una posición sentada fue tan difícil como la vez que Hermione había despertado bruscamente de un coma inducido por un basilisco. Tambaleante, se llevó las palmas de las manos a los ojos y parpadeó para quitarse el sueño.

—Merlín, Granger... tu pelo.

—No todas podemos hacer los encantamientos de Lisa, —gruñó Hermione, cogiendo una goma de pelo de la mesilla y apartándose los rizos de la cara.

—La verdad es que son increíbles, —asintió Daphne, impávida. Empezaba a estudiar impaciente el reloj de sobremesa que había sobre la chimenea del dormitorio.

Con retraso, a Hermione se le ocurrió que, si el dormitorio estaba vacío excepto por ellas dos, significaba que las otras tres chicas probablemente ya estaban desayunando. Su propia mirada al reloj y el recordatorio de que tenía que ir a clase por la mañana la despertaron y se dispuso a prepararse lo más rápido que pudo. Se sentía desorientada, como si hubiera dormido una eternidad. Sus huesos crujían en señal de protesta mientras se movía, casi como si supieran que era lunes por la mañana.

—¿De verdad he dormido quince horas?

—Por lo menos, —confirmó Daphne.

—La verdad es que ayer no me encontraba bien... —admitió sorprendida.

—Me lo imaginaba, es la única razón por la que ayer no te desperté para contarte las novedades.

—¿Solo vas a seguir diciendo que tienes novedades? ¿O vas a contármelas de verdad? —Se alisó la corbata azul y bronce del uniforme, se la metió por delante de la túnica y se miró en el espejo para asegurarse de que estaba presentable. Le sorprendió un poco que lo estuviera, dada la presteza con la que se había puesto todo.

—Bueno, ahora que por fin me estás escuchando... —sonrió Daphne satisfecha, sin dejar de mirar algo dudosa la cabellera apenas contenida de Hermione—. Así que, en primer lugar, ¿sabes qué estuvieron haciendo Ron y Finnegan en Halloween cuando no estaban en el baile?

Con el ceño fruncido, Hermione agarró su mochila y comprobó rápidamente que llevaba el material necesario.

—Recuerdo que estaban lanzando escupitajos a la gente. Les eché la bronca y se fueron a buscar a Peeves para hacerle lo mismo.

—Circe sabe por qué...

—¿Supongo que Peeves les pilló in fraganti? —Sabía que el poltergeist lo había hecho, pero no quería explicar por qué lo sabía. Admitirle a Ginny que había besuqueado a Draco en privado había sido difícil pero liberador, pero no estaba preparada para empezar a contárselo a nadie más. Por no mencionar que debía ser un secreto.

—Claro que sí, —rio Daphne entre dientes.

Hermione hizo una mueca de dolor. Tratar con Peeves nunca era agradable.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Where stories live. Discover now