45. El Encuentro, Parte I

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Hermione miró dubitativa dentro de su armario, apartando algunas de las perchas mientras buscaba... bueno, no estaba exactamente segura. El vestido de color lila que había llevado en la boda de Bill y Fleur estaba cerca de la parte delantera, pues lo había usado hacía poco. Sin embargo, mientras rebuscaba en las profundidades, encontró reliquias como su vestido de la Primera Comunión y un viejo disfraz de Halloween (se había disfrazado de bruja dos años antes de descubrir que lo era). Un poco de tafetán mohoso de un viejo traje de baile que había llevado cuando tenía siete años le hizo arrugar la nariz.

¿Qué se debe llevar en un Encuentro?

Desde su cama, Crookshanks bostezó y estiró una perezosa pata, parpadeando contento hacia su ama. Ella le miró a los ojos amarillos y le preguntó:

—¿Qué te parece, Crooks? ¿Vaqueros y jersey?

El gato no respondió y prefirió seguir durmiendo la siesta.

—Tienes razón, —murmuró distraídamente, continuando su búsqueda. En otro tiempo, probablemente le habría complacido elegir algo tan informal, sobre todo cuando era para un evento al que ni siquiera asistiría de no ser por la insistencia de los Malfoys.

Casi había decidido ponérselo de todos modos, cuando algo en el fondo de su armario, escondido en el rincón más alejado, le llamó la atención. Extraer la prenda le costó un poco, pero cuando por fin la sacó, sus ojos se posaron en la falda que había llevado el verano anterior a tercer curso, a la boda de la compañera de sus padres. La falda era la personificación de Gryffindor: carmesí con ribetes dorados en el bajo y en las caderas. De hecho, a los trece años, había elegido llevarla por esa misma razón. Aunque la idea de presentarse en la mansión Malfoy con los colores de su antigua casa la hizo sonreír, la falda le quedaría demasiado pequeña ahora.

¿Eres bruja o no? se burlaba Ron, de doce años, desde los recovecos de su mente.

Se hundió en la cama, dejándola a su lado. Acariciando distraídamente a Crookshanks, se dejó llevar por la idea de lo que Narcissa Malfoy diría si se presentara en todo su esplendor de Gryffindor, y soltó una risita.

Rebuscó en la cómoda un top a juego y encontró un cárdigan carmesí a juego con la falda y una camiseta negra. Los colocó junto a la falda, miró el atuendo que había elegido y solo sintió orgullo. Al fin y al cabo, tal y como ella lo entendía, un Encuentro no era más que una palabra para referirse a un día en el que se decidía y firmaba un acuerdo prenupcial. Pero Hermione Granger no era una dócil bruja de sangre pura. Lo muggle del atuendo lo hacía perfecto, y la guinda sería recordarles a los Malfoys que ella también era una Gryffindor, a pesar de su nueva corbata azul y bronce.

Engorgio.

Hizo falta un poco de transfiguración para que el conjunto quedara presentable. La falda tenía que abrirse por las caderas, lo que había hecho cosas extrañas en la cintura y tuvo que ser muy meticulosa a la hora de arreglarla. Al intentar alargarla, empezó a deshacer todo el dobladillo sin querer y vivió un momento de pánico en el que pensó que había estropeado la prenda por completo. Sin embargo, unos veinte minutos más tarde, había conseguido convertir la falda roja y dorada en una prenda aceptable y se dedicó con esmero a asegurarse de que la rebeca y la falda fueran del mismo color carmesí.

Cuando terminó, miró su obra con satisfacción y se vistió. De pie frente al espejo, observó que el atuendo era exactamente el adecuado para una reunión en la mansión Malfoy, con la falda a la altura de las rodillas y la rebeca lo bastante modesta. Sus ojos se dirigieron a sus antebrazos: en uno estaba la Marca Tenebrosa de Draco, mientras que, en el otro, su cicatriz "Sangre sucia" estaba a la vista.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora