37. La comisura de sus labios

26 4 0
                                    

Hermione se despertó a la mañana siguiente con los chillidos de alegría de Lisa.

—¡Faltan solo dos semanas para Navidad!

—Demasiado temprano, Lisa, —gimió Daphne desde su propia cama. La ex Slytherin se tapó los oídos con la almohada para tapar el fuerte ruido.

Lisa no le hizo caso a su compañera de dormitorio, sino que señaló los terrenos de Hogwarts desde la ventana que había junto a su cama.

—¡Mirad!

Curiosa, Padma se acercó a la ventana de Lisa y observó.

—Ah, sí, el profesor Hagrid está trayendo plantas perennes del Bosque Prohibido.

Hermione se sentó en la cama y sintió que todos sus huesos y articulaciones crujían ominosamente. Se estaba acostumbrando a tener la artritis de Draco durante el día, pero las mañanas seguían siendo un desafío diario. Había ido dos veces al Ala del Hospital a por pociones para el dolor, pero no se atrevía a hacerlo con más frecuencia por miedo a empezar a depender de ellas.

Mirando por la ventana de su cama, observó el fresco manto de nieve que cubría los terrenos. Podía verse a Hagrid caminando por el mar blanco y arrastrando tras de sí tres enormes árboles de hoja perenne.

—¡El Gran Comedor estará decorado para el desayuno! —exclamó Lisa, dejándose caer de espaldas sobre la cama y soltando una risita. Suspiró soñadoramente—: Me encanta la Navidad...

—Eso significa que solo queda una semana de clases hasta las vacaciones, —dijo Sue con optimismo—. Gracias a Merlín. Necesito un tiempo libre de Alquimia. Hace que me duela el cerebro.

—Menuda Ravenclaw estás hecha, —se burló Padma, lanzando juguetonamente su almohada a la cabeza de su amiga.

—Oh, no acabas de hacer eso, —desafió Sue con una sonrisa, recogiendo varias almohadas y poniéndose de pie sobre sus sábanas arrugadas y su edredón azul cielo, de modo que su cabeza casi tocaba el dosel de su cama.

Con un grito de guerra, la jugadora de Quidditch saltó de su cama a la de Padma y empezó a aporrear a la Premio Anual con varias almohadas. Lisa se unió con regocijo, mientras que Daphne finalmente renunció a intentar dormir unos minutos más y se sentó, frotándose los ojos. A Hermione le recordaron mucho a las legendarias peleas de almohadas de Ginny, aunque en comparación, esta era bastante mansa.

Faltan solo dos semanas para Navidad.

Sin más, a Hermione se le cayó el estómago a los pies. ¿Cómo era posible que solo quedaran dos semanas para las vacaciones? Había aceptado casarse con Draco con la única condición de no haber encontrado una solución alternativa para Navidad. Le había parecido tiempo de sobra cuando aceptó.

Pero ¿ahora?

¡Eres exasperante, Draco Malfoy!

Ahora quería asfixiarlo con una de las almohadas de la guerra de Sue. Quizá no lo suficiente como para matarlo... pero sí para alarmarlo... quizá para que se agitara un poco...

Se lo imaginó y ahogó una risita, sintiéndose un poco mejor.

Las cinco chicas Ravenclaw recogieron sus cosas para ir a clase y bajaron a desayunar a tiempo. Cuando llegaron al Gran Comedor, descubrieron que Lisa había acertado: estaba a medio decorar para las próximas vacaciones.

Un rastro de aguanieve, agujas de pino y enormes huellas de barro, que solo podían pertenecer a Hagrid, conducían al vestíbulo y estaban haciendo que Filch se pusiera furioso en el pasillo. Se podía ver al conserje fregando furiosamente el vestíbulo mientras murmuraba asesinamente en voz baja.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Where stories live. Discover now