50. Debussy y gárgolas

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Era domingo y la biblioteca estaba abarrotada de estudiantes que habían dejado para última hora sus trabajos de investigación y los proyectos que les habían asignado antes de las vacaciones. Un numeroso grupo de alumnos de quinto año, en su mayoría Ravenclaw, había juntado varias mesas para consultarse unos a otros sobre un trabajo de preparación para Transformaciones. Madam Pince estaba regañando a un alumno de segundo año que había intentado devolver un libro con un aspecto más deteriorado del que tenía al salir. La capitana de Quidditch de Hufflepuff, Megan Jones, había reclamado una mesa entera para ella sola y estaba consultando un volumen de deportes mientras estudiaba detenidamente unas tablas que parecían contener estrategias defensivas.

Hermione estaba sentada con Theo cerca de una de las altas ventanas que daban al campo de Quidditch. En el exterior se veían varias figuras vestidas con túnicas verdes, a pesar de que el tiempo era más que inclemente.

—Se oyen un montón de "joder" fuera, —comentó Theo mientras su mirada también era captada por el entrenamiento de los Slytherins.

Un trueno atravesó las crecientes ráfagas de nieve, puntualizando su comentario. Hermione asintió distraídamente.

—Sí. No estoy segura de por qué Harry decidió que tenía que convocar un entrenamiento con este tiempo, precisamente el día después de nuestro regreso a la escuela...

Su compañero se echó hacia atrás en la silla mientras balanceaba una pluma de largas púas sobre el labio superior a modo de bigote.

—Supongo que una vez que has acabado con un hijo de puta desequilibrado como Lord Qué-Cara, montar en escoba por el cielo durante una nevada con truenos no es nada, la verdad.

—Tienes facilidad de palabra, Theodore, —le dijo con un brillo divertido en los ojos antes de volver al gran libro que tenía delante.

—¿Qué te traes entre manos ahora?

Era una señal de lo acostumbrada que Hermione estaba a la forma de hablar de Theo el hecho de que reconociera la broma como lo que era, en lugar de ofenderse.

—¿Recuerdas lo que nos dijo el profesor Slughorn sobre la diferencia entre sueros y venenos?

—¿Puedes ser un poco más específica?

—La Tercera Ley de Golpalott establece que el antídoto para un veneno mezclado no puede crearse mezclando los antídotos de cada veneno por separado.

No en vano Theo había sido aceptado en la clase de Alquimia. Su competencia en Pociones era extremadamente buena.

—Bien, tienes que encontrar el ingrediente que transformará los antídotos en un todo combinado y contrarrestarlo todo.

—Bien, partiendo de ahí, —continuó—, la Segunda Ley de Golpalott define un antídoto como una respuesta a la presencia de una sustancia que el cuerpo considera dañina. Mientras tanto, la Cuarta Ley define un suero como una sustancia que estimula una respuesta del sistema inmunológico...

—¿Esto tiene algún sentido o debo suponer que ya planeas envenenar a Draco?

—Se supone que él y yo somos un secreto, —le recordó escuetamente.

—Me has visto lanzar un Muffliato hace unos minutos.

—¡Aun así ten cuidado, por Agrippa! El hechizo no detiene a la gente que lee los labios.

—¡Hermione, relájate!

—Y no, no estoy planeando envenenarlo, para tu información. Solo me pregunto: si se puede hacer un antídoto usando un solo ingrediente para un veneno mezclado, ¿se puede hacer lo mismo con un suero?

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Where stories live. Discover now