46. El Encuentro, Parte II

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Nota de la traductora:

He subido las dos partes al mismo tiempo, que no se os escape la Parte I. 

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—Siento todo el papeleo, —se disculpó Draco mientras los dos cruzaban los terrenos. Habían dejado sus abrigos dentro, optando en su lugar por lanzarse Encantamientos Calentadores—. Te advertí que era complicado. ¿Te imaginas intentar hacer todo esto por lechuza o de otra forma?

—No, —estuvo de acuerdo Hermione. No sabía adónde la llevaba, pero no era la misma dirección por la que se habían acercado—. Era más práctico encontrarnos, pero ¿por qué es necesario todo esto?

Se detuvo junto a un seto de rosas amarillas impecablemente recortadas.

—La herencia es grande y relativamente complicada.

—No, me refiero a toda la pompa que lo rodea. He investigado bastante sobre el derecho mágico y todo esto no es estrictamente necesario, ni siquiera mejor. —Sacudió la cabeza.

—Es como siempre se ha hecho, supongo. —Se limitó a encogerse de hombros.

—Pero tú y yo estamos lejos de ser una pareja tradicional de sangre pura. ¿Por qué molestarse en cumplirlo?

Draco arrancó una de las rosas y se la llevó a la nariz.

—Supongo que nunca pensé en hacerlo de otra manera.

—Pero eso es ridículo. Las cosas no son mejores simplemente porque siempre se han hecho así.

Posiblemente para calmar su pasión, le colocó la rosa amarilla detrás de la oreja, acomodando sus rizos para que quedara bien.

—¿Te escandaliza la práctica en sí, o que la consideres retrógrada?

—Ambas cosas, imagino. —Se llevó la mano a la rosa, preocupada. Con sus mechones salvajes, era posible que su pelo se tragara la flor y hubiera que pescarla.

Pareció pensarlo un momento mientras continuaban su camino.

—¿Cómo hacen los muggles con estas cosas, entonces?

—Normalmente lo ponen todo junto y esperan lo mejor, —le dijo con sinceridad. Llegaron a un recodo del seto y lo siguieron, dejando atrás la mansión.

—Pero es magia, —le recordó, haciendo un gesto vago al aire con la mano.

—Bueno, sí, pero...

Sin previo aviso, se inclinó hacia ella. Hacía tanto tiempo que no se besaban como era debido que Hermione se quedó muy quieta y callada, olvidando al instante su discusión. Sus labios se cernieron sobre los de ella, tratando de calibrar si estaba haciendo un gesto de bienvenida. En su impaciencia, ella selló la distancia entre ellos y rozó su boca contra la de él, una suave insinuación para que continuara lo que había empezado, a lo que él respondió con entusiasmo.

La mano de él se introdujo en los rizos de ella y sus largos dedos se enredaron en su pelo mientras le acercaba la cabeza para profundizar el beso. Hermione le rodeó el cuello con los brazos para acercarlo aún más. Podía sentir su sonrisa de satisfacción en la boca mientras los dedos de él salían de su pelo y recorrían aparentemente todas partes a la vez. Dejó estelas de suave excitación aterciopelada a los lados de su cuello, sus brazos, asentándose en la curva de su cintura y rozándole las caderas. Los dedos de Draco trazaron el sutil contorno de los huesos de su cadera a través de la falda y ella se estremeció. Había un fuego de necesidad en su interior, que se avivaba con las suaves caricias de él. Sus lenguas se entrelazaron, se separaron y volvieron a juntarse... y por un momento, todo estuvo bien en el universo.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Where stories live. Discover now