38. Destino y otros misterios

37 3 0
                                    

Hermione necesitó dos búsquedas minuciosas en su mochila para darse cuenta de que había olvidado el libro de texto. ¿Cómo he podido ser tan descuidada? Es mi única clase de la mañana.

—¿Olvidaste algo? —preguntó Theo, fingiendo inocencia.

—Mi libro de texto, —le miró fijamente.

—Parece que te toca volver al nido del águila, amor, —respondió, demasiado alegre.

—Iré en clase, Theodore, —afirmó frunciendo los labios.

—Sí, claro, —rechazó sus palabras con una sonrisa cómplice.

—Lo estaré.

—Por supuesto.

De nada servía discutir con Nott cuando se comportaba así, Hermione lo sabía. Puso los ojos en blanco y miró la hora.

—Será mejor que me dé prisa. ¿Nos vemos en clase?

—Te acompaño a la torre de Ravenclaw, —le ofreció, poniéndose en camino con ella. Hermione sonrió, contenta por la compañía, aunque fuera una compañía sarcástica y egoísta—. Aunque todavía no entiendo por qué alguien construiría un dormitorio en una torre. Demasiadas malditas escaleras.

—¿Todavía no estás contento en la Torre Gryffindor?, —preguntó, tras una pausa.

—Es muy diferente de Slytherin. —Se encogió de hombros.

—Sí, —aceptó. Él no parecía dispuesto a ser más comunicativo por su cuenta, así que ella insistió—: Pero ¿eres feliz?

—No estoy seguro de haber sido feliz nunca, princesa, —replicó con un bufido de burla.

Casi parándose en seco, Hermione se quedó sorprendida por una respuesta tan sincera.

—Pero... ¿nunca? Eso es muy triste.

Provocó una oscura carcajada.

—Nunca fue mi destino ser feliz... y tampoco vayas a compadecerte de mí. No creo que pudiera soportarlo.

Sin saber qué decir, Hermione se quedó callada, sintiendo claramente que él estaba a punto de explicarle algo más sobre sí mismo. Subieron dos tramos de escaleras antes de que ella finalmente se atreviera a decir:

—Seguramente habrás sentido felicidad en algún momento. ¿Quizá de niño?

Parecía haber estado esperando a que ella le preguntara, porque enseguida se lanzó a la historia.

—En cuanto mi padre supo que había nacido su sexto hijo, mi hermanastro mayor, empezó a desear un séptimo... un hijo poderoso. Así que se casó rápidamente, y con una bruja de sangre pura, para que nadie pudiera discutir mi legitimidad. Mi madre me tuvo en menos de un año.

Se pasó la lengua por delante de los dientes mientras fingía examinarse las uñas, pero Hermione sabía que no debía tomarse en serio su afectada indiferencia.

—Por mucho que lo intentara, nunca fui lo bastante bueno para complacer a mi padre. Siempre había llevado una vida de placer... tomando todo lo que quería, acostándose con quien deseaba; incluso mató a cuatro de sus propios hermanos... y se habría cargado a los demás si no se hubieran suicidado, ellos solos, en un duelo.

—Pero ¿por qué?, —preguntó Hermione, escandalizada.

—Matando a sus hermanos, mi padre podía cobrar sin discusión la totalidad de la herencia Nott, entera e intacta, —explicó con un gesto desdeñoso de la mano.

—Parece un hombre despiadado. —Sacudió la cabeza con incredulidad.

—Lo era, —convino Theo mientras se acercaban a la siguiente escalera—. Esperó a que yo tuviera edad suficiente para mostrar signos de magia antes de empezar a matar al resto de sus hijos... algo que el Señor Tenebroso, durante su primer reinado de poder, apoyó que hiciera. Mi hermana nació dos años después que yo. Pero mi padre nunca tuvo interés en las mujeres, a menos que pudiera acostarse con ellas. No estoy seguro de que alguna vez reconociera su existencia.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Место, где живут истории. Откройте их для себя