67. El acto de respirar

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Nota de la autora:

TRIGGER WARNING/ADVERTENCIA: En este capítulo se trata el tema del suicidio. Por favor, tened cuidado, amigas/os.

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Con la inhalación, llegó el alivio. No era exactamente el mismo alivio que obtenía de los cigarrillos, pero Draco no estaba realmente en condiciones de quejarse. Era uno de los mejores sustitutos que había encontrado hasta el momento.

La exhalación reconfortó un poco su mente ansiosa y le supo a las especias con las que había mezclado el falso cigarrillo. Clavo: no está mal.

Draco contempló el estrecho pasadizo de la cueva que salía del pasadizo de las mazmorras del castillo. El campo de Quidditch se alzaba a lo lejos, las porterías quietas y expectantes, como altos centinelas en la noche. Esta vez, a diferencia de muchas otras, no había venido a fumar, sino porque echaba de menos el Quidditch.

Un maullido rasposo llamó su atención hacia sus tobillos y miró hacia abajo para descubrir que Crookshanks se había acercado. Al ver que Draco por fin se había fijado en él, empezó a ronronear bajito.

Balanceando el cigarrillo entre los labios, Draco se agachó para rascarle la cabeza al gato. Crookshanks le dio un cabezazo en la mano, animándole a moverse a detrás de las orejas.

—Eres muy voluble, —murmuró, pero accedió—. Solo estás aquí para que pueda rascarte, estoy seguro.

Crookshanks parpadeó satisfecho.

En las dos semanas transcurridas desde que habían vuelto a Hogwarts de las vacaciones de Pascua, Hermione había estado a tope. Una feroz determinación la empujaba a prepararse no solo a sí misma, sino a todos sus conocidos, para sus ÉXTASIS. Los prefectos también estaban ocupados ultimando los planes para el Baile de Primavera, que tendría lugar dentro de unas semanas, y que llenaba de entusiasmo todo el colegio. Draco asistiría con su mujer, por supuesto. Era una buena sensación, aunque todavía lo ponía un poco ansioso, por pura costumbre. Otra parte de él estaba lista para los eventos a los que podría llevar a Hermione más allá de los muros del castillo y al mundo real, donde podría presumir de ella. Después de todo, no todo el mundo ganaba un premio como ella.

Pero no era eso lo que lo volvía loco. Ni siquiera los continuos comentarios de Blaise sobre el abandonado cuádruple de Draco en el dormitorio de los chicos de Ravenclaw...

Era el Quidditch.

Inhala. Aguanta. Exhala. Alivio, y el aroma del clavo se expande en el aire fresco de la noche.

Slytherin había jugado contra Gryffindor en el último partido y, como era de esperar, habían aplastado a los leones. Esto significaba que el partido final sería Slytherin contra Ravenclaw, tal y como se esperaba. Ya se habían hecho apuestas y había surgido una rivalidad amistosa entre las serpientes y las águilas, aparentemente en el momento en que había terminado el partido anterior.

Pero entonces, inesperadamente, Gordon Wilson, de sexto curso, se había lesionado en Cuidado de Criaturas Mágicas y, sin más, Ravenclaw ya no tenía guardián.

Se corrió la voz de que Madam Pomfrey le había prohibido jugar en el partido final. De repente, aficionados al Quidditch o no, toda la Torre de Ravenclaw se puso a graznar por los sustitutos. Al fin y al cabo, había mucho en juego: las águilas llevaban más de veinte años sin levantar la Copa.

Las pruebas iban a celebrarse el domingo por la mañana.

Inhala.

Podrías jugar de guardián. Siempre has sido un guardián decente. ¿Recuerdas los partidos que tú, Nott, Crabbe y Goyle solían jugar en el patio de la mansión? Los juegos de dos contra dos no permitían buscadores ni golpeadores, solo cazadores y guardianes.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora