Cediendo

10.4K 312 8
                                    

Una semana. Había pasado una semana desde que aquel día en la librería y como había predicho, no había vuelto a hablar con el vendedor. Para ser sincera, había sido un poco extraña su invitación, ¡ni siquiera me había dicho su nombre!
Lo cierto es que ya había olvidado aquella tarde. Mi mente se había concentrado en otras cosas, mis tareas, amigas y mis tareas. Sí, no tenía lo que se dice "una agenda social ocupada", pero era mi vida y ya no me molestaba. Había vuelto a pensar en ella porque había pasado por la librería y lo había visto acomodando libros. Lo único que se me ocurrió hacer fue apresurar el paso y voltear hacia el otro lado. Era algo que siempre funcionaba cuando no tenía ganas de saludar a mis profesores y siempre me había funciona
Ese día se terminaba mi curso de francés y yo seguía sin un diccionario, sin embargo no me hizo mucha falta porque pasé el semestre. Como ya se habían acabado las clases, no teníamos mucho qué hacer, por lo que saqué mi libro y comencé a leerlo; era mi libro de la semana. No intenté hablar con ninguno de mis compañeros ya que no teníamos nada en común, excepto claro, que queríamos aprender francés. Todos ellos eran considerablemente mucho más mayores que yo, no me parecía extraño, la mayoría de los jóvenes de mi edad estaban en inglés, el idioma que todo mundo necesitaba aprender. Con todos esos pensamientos que me rondaban por la cabeza no podía prestarle el cien por ciento de mi atención al libro, por lo que decidí que lo mejor sería guardarlo.
Escuchar música me distraía de mi entorno y la canción que escuchaba en ese momento era una de mis favoritas; apenas la había descargado y no me cansaba de oírla. Sonó la campana y todos salieron del salón como si el fin del mundo estuviera a sus espaldas, yo, por mi parte, me tomé todo el tiempo del mundo y cuando salí del plantel ya había anochecido. No me gustaba mucho andar sola en la calle de noche, (años de ver series policiacas te dejaban un poco paranoica) el lado positivo era que la parada del autobús me quedaba a unos pasos. Con la mente puesta en la letra de la canción llegué a la esquina de la calle y giré hacia la izquierda, tan absorta estaba en la música que no me fijé que alguien también estaba girando en ese momento y choqué contra otra persona.
— Lo lamento—dije contra el pecho de aquella persona.
— No, fue mi culpa—respondió ésta y, por el timbre de voz, supe que era un hombre—, pero creo que esto se está convirtiendo en una mala costumbre, ¿no te parece?
Ante ese comentario levanté la vista inmediatamente y, en el instante en que reconocí aquel rostro, me ruboricé violentamente. Era él. El vendedor. Lo único que pude hacer fue retirarme de su pecho y dar unos cuantos pasos lejos de él.
—Te resultara extraño encontrarme justamente aquí pero no es una coincidencia. No pienses que te he seguido, por favor, no soy un acosador. Simplemente me imaginé que podrías estar estudiando aquí; ya que esta escuela está cerca. Solo quería darte esto— me ofreció un diccionario francés-español—. Debí de haberte dado un buen susto el otro día para que te fueras corriendo. Lo siento, no era mi intención parecer tan precipitado, de hecho no soy para nada así. No sé por qué actué de aquella manera.
Supongo que esperaba alguna respuesta de mí parte pero yo seguía viéndolo tontamente. Se veía tan bien con esos pantalones oscuros y playera verde y eso hizo que se pusiera incómodo. No estaba acostumbrada a ver chicos tan guapos, obviamente.
—Escucha, si no quieres salir conmigo no me lo tomaré mal pero tengo que intentarlo una vez más así que aquí va; ¿quieres salir mañana conmigo?
—No es que me hayas dado un susto—dije recuperando la voz—.Me refiero al otro día. Bueno, sí, pero no tienes la culpa, fui yo, nunca me pasan cosas así. Y bueno, gracias por el diccionario y por la invitación; acepto ambas cosas
— ¿De verdad?—dijo él, completamente desprevenido.
— Sí, de verdad—dije, sonriendo. Entonces recordé algo que me moría por preguntar—. Pero antes, ¿cómo te llamas?
— Oh, por supuesto. Qué tonto— me tendió su mano, regalándome una sonrisa y a la vez, quitándome el aliento —. Soy Ezra.
— Hola, Ezra. Soy Emma.
Y así comenzó todo.

03-03-13 / 31-10-15

  N/A: La canción muestra el punto de vista de Ezra.  

Por favor, déjame olvidarteWhere stories live. Discover now