Noche de chicas

2.2K 107 1
                                    

    —Eh, Emma, ¿te volviste a dormir?
— Para nada.
—Claro, y por eso tienes los ojos cerrados y un charco de baba en mi almohada.
Yo no babeaba. Abrí un ojo y vi a mi amiga Mónica a cinco centímetros de mi cara.
— ¿Por qué estás tan cerca de mí, Mon?—me quejé, poniendo una mano en su cara para alejarla.
—Trato de averiguar qué pasa contigo
Hundí la cabeza en la almohada para tener no ver a mi amiga. A veces Mónica resultaba escalofriante. No había nada raro en mí que delatara lo que sucedió entre José y yo la noche pasada... Si no contábamos las ojeras que tenía ese día, claro.
Después de entrar a mi casa, contarle a mamá cómo había ido el trabajo (obviando la visita de ciertas personas), decidí irme a la cama sin cenar.
Necesitaba pensar, despejarme la mente, y creí que un buen sueño podría ayudar. Pero después de apagar la luz, no pude dormir. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de José me venía a la cabeza y mi corazón se aceleraba, mis manos sudaban y sentía como mariposas en el estómago y luego, me sentía realmente ridícula por mi reacción.
¿Por qué el solo pensar en él me afectaba tanto?
En ese momento decidí que, si no podía dormir, bien podía sacarle provecho a la situación. Me puse a pensar en todo lo que había pasado y a analizarlo.
José era mi amigo, o lo era hasta hacía un mes. Era verdad que, después del beso que me robó, había cierta tensión entre nosotros, sin importar cuánto me hubiese esforzado para superar ese sentimiento, sin embargo esa tensión solo la sentía cuando me encontraba a solas con él. Con Ezra en mi vida fue muy fácil olvidar ese sentimiento. Pero Ezra ya no estaba y José sí.
Le había dicho a José que ya no quería ninguna relación y, aunque lo de no querer sufrir era cierto, la verdadera razón era que me sentía cómoda con mi soltería. Estaba cerca de cumplir los diecisiete y disfrutar de mis amigas y centrarme en los estudios era lo que ocupaba mi mente. José apenas y había pasado mi mente en las semanas pasadas, ¿sería correcto de mi parte aceptarlo sabiendo que sus sentimientos hacia mí eran más fuertes que los míos hacia él?
Le di vueltas a esa pregunta por horas y horas sin llegar a una respuesta que me satisficiera, y al final solo dormí como treinta minutos.
—No trates de esconderte de mí, Emma—advirtió Mónica, sacándome de mis pensamientos.
Me levanté de un salto de la cama y caminé por la habitación de mi amiga.
Había un vestido y un conjunto tendidos en una silla. Seguramente estaba pidiendo mi opinión antes de que me quedara dormida.
Su ropa estaba por toda la habitación. Si mi madre viese esto, echaría un grito en el cielo.
—Sí, bueno, ya sabes que aquí no hay nadie para regañarme.
En serio tenía que hacer algo respecto a mis pensamientos y su resistencia a quedarse dentro de mi cabeza.
— ¿Es por Ezra?—preguntó Mónica de repente.
Me giré hacia ella y la preocupación se notaba en su cara. En verdad era sorprendente cómo seguía viéndose impresionante aun sin maquillaje. Mónica era clase de persona que te atraía, no solo su físico sino su personalidad también. Tenía algo que te decía que con ella podías pasar un buen rato.
Un pensamiento nada agradable me vino a la mente: ella haría mejor pareja con José que yo.
Y con eso, me vinieron las dudas. ¿Por qué le gustaba? ¿En verdad iba en serio? ¿Podía confiar en él después de todo? José y yo no teníamos muchas cosas en común. Él iba a bares, clubes nocturnos, a peleas. Yo iba a bibliotecas, al cine, al parque y solo de día. Su estilo de vida no me impresionaba ni la envidiaba, y si así me sentía yo con respecto a él, ¿qué pensaría él de mí? Era cierto que antes habíamos sido los mejores amigos, pero de eso ya hacían años.
— ¿Entonces?—preguntó Mónica, de nuevo interrumpiendo mis pensamientos. Por un segundo la miré, olvidando lo que había preguntado y cuando lo recordé, le fruncí el ceño.
— ¿Ezra?—. Ella asintió—. No. ¿Por qué me siguen preguntando por él? No soy del tipo que se aferra, ¿sabes? Hace semanas que él ya no se me pasa por el pensamiento. No he sabido cómo está o cómo la está llevando.
—Pues porque—dijo Mónica, empezando a limpiar su cuarto—es imposible que te hayas olvidado de él en tan poco tiempo. Me refiero a que pasaste meses llorando por él, ¿y ahora dices que ni siquiera piensas en él? Me resulta bastante increíble la verdad.
Decidí ayudarle a acomodar sus zapatos. Tenía una gran variedad de ellos. Tacones, sandalias, tenis... Yo apenas y tenía unos dos pares de cada tipo.
—Más te vale creerlo porque es cierto; ya lo he superado. Tal vez mis sentimientos ya no eran los mismos desde hace meses y lo que en realidad necesitaba era un cierre. Y Ezra me lo dio—le contesté en un tono desinteresado.
Mónica detuvo su ir y venir, y levantó una ceja en mi dirección, incrédula. En respuesta me encogí de hombros. Si no me creía, no había nada que yo pudiera hacer.
—Como sea. Pero, ¿no se te hace súper extraño que no hayas sabido nada de él?
Sacudí mi cabeza.
— ¿Por qué debería tener noticias suyas?
—Piénsalo bien. Dices que trabajaba con Julia y, según tú, ella le tiene o tenía mucho cariño, ¿verdad?
Asentí. Me imaginé hacia donde quería llegar Mónica.
—Y si mi información es correcta, él trabajó ahí como por tres años, lo que significa que tiene que recordarla. Así que supongo que en algún momento tuvo que visitarla o llamarle. Y aunque es poco probable que Ezra no haya ido a ver a Julia después de que me dijeras hasta el cansancio lo bien que se llevaban, seguramente Julia ha ido a visitarlo.
Volví a asentir pero no dije nada; no sabía qué decir. Todo lo que Mónica había dicho tenía mucho sentido y si en verdad Julia había hablado con Ezra, ¿por qué no me lo dijo? Tal vez ya no éramos nada pero él había sido una parte muy importante en mi vida y quería saber cómo le estaba yendo (aunque no me hubiese dado cuanta sino hasta ese momento). La próxima vez que viera a Julia, le preguntaría.
—Un momento—dijo Mon—, ¿dijiste "siguen preguntando"?
La miré extrañada. Yo no había dicho nada.
— ¿Eh?
Mi amiga sacudió la cabeza y se situó frente a mí.
—Hace unos minutos cuando te pregunté por Ezra, tú dijiste que por qué te seguíamos preguntando por él. En plural—me miró entrecerrando los ojos—. ¿Quién más te ha preguntado por Ezra y por qué?
—Ah... este...
En ese momento y para mi fortuna, sonó el timbre. No pude evitar cerrar los ojos, agradeciendo la interrupción.
—Esta conversación aún no se acaba, Emma—dijo Mónica y se fue a ver quién era.
No tenía pensado ocultarlo lo ocurrido la noche pasada pero quería tener mi decisión tomada antes de compartir la información con ella o cualquier otra persona.
En el corredor pude escuchar las voces de Sandy y Rebeca. Al parecer, esa noche sería reunión de chicas. Contarle a todas al mismo tiempo lo que hice con José me daba un poco de vergüenza pero decidí que sería lo mejor, al menos solo lo repetiría una vez, además podrían ayudarme a aclarar mis pensamientos. Pero cuando irrumpieron en el cuarto, noté que Sandy y Rebeca no iban vestidas para pasar el rato entre amigas solamente. Rebeca traía puesta una falda pegada que le quedaba súper bien y una blusa muy bonita de un azul profundo y su cabello caía por su espalda. En cuanto a Sandy, ella llevaba un vestido muy pegado que le llegaba un par de centímetros por encima de la rodilla, dudaba que pudiera dar un paso normal en esa cosa. Sus zapatillas eran de espanto, ¿cómo no le daba vértigo? Y su cabello estaba despeinado estratégicamente para darle un aspecto salvaje, que le quedaba de maravilla. Honestamente ambas se veían hermosas.
Las tres, Mónica, Rebeca y Sandy, me dirigieron una sonrisa que me asustó.
— ¿De dónde vienen?—pregunté.
Mis amigas soltaron una carcajada.
—Más bien deberías preguntar a dónde vamos—contestó Rebeca. Su respuesta no me dio muy buena espina.
— ¿Disculpa?
—Escoge, amiga—me dijo Mónica.
En sus manos estaban los dos outfits que me estaba mostrando más temprano aquella tarde.
Las miré a todas. Ni Sandy ni Rebeca solían ir a fiestas tanto como Mónica pero lo hacían más a menudo que yo. Estaba a punto de negarme pero me detuve. Siempre rechazaba las invitaciones de mis amigas a salidas nocturnas; me excusaba diciendo que mi madre no me había dado permiso cuando en realidad nunca le preguntaba. Ahora que las veía frente a mí, sonriéndome, no pude negarme. Una noche con ellas era lo que necesitaba en este momento.
Así que escogí el conjunto que mejor me iba y llamé a mamá para pedirle permiso de pasar la noche con Mónica, explicando que Sandy y Rebeca se habían aparecido diciendo que querían pasar una noche de chicas. No le mentí y si lo hice, fue por omisión. En mi opinión, si le decía que saldría de noche, sola, solamente lograría preocuparla y ya tenía demasiadas preocupaciones con mi hermana Izzy viviendo sola en la capital. Además no es como si me fuera a drogar o algo peor, no, yo solo quería bailar, pasar un buen rato con mis amigas.
Pero por dentro, algo me decía que esto no lo hacía solo por mí o por mis amigas. Más bien era que me quería probar que no era tan aburrida como pensaba, que conmigo se podía pasar un buen rato.
Cuando volví al cuarto, Mónica me acerco unos tacones que aumentaban mi altura unos siete centímetros por lo menos. Dudé en tomarlos, ¿y si mejor cambiaba vestuario?
—Emma, lo que sea que decidas, vas a usar tacones—dijo Sandy—. ¿Crees que estoy muy cómoda con los míos? Pues no. Todas llevaremos tacones; está decidido.
Y eso terminó con la discusión antes de que comenzara.
Aproximadamente media hora después, mi reflejo me devolvía la mirada un tanto asombrada. El maquillaje había logrado que mis ojos se vieran el doble de grandes, y también me aplicaron un poco de labial rojo que, de hecho, me agradaba cómo me quedaba. Me prometí a mí misma comprar unos cuantos labiales de ese color.
Sin embargo fue mi vestuario el que consiguió impresionarme: los pantalones entallados de color negro y la blusa roja sin mangas, se ajustaban a mi cuerpo en los lugares indicados. No me sentía cómoda con la ropa pero por una noche estaría bien.
Cuando terminaron con mi peinado (un ondulado muy sencillo pero muy lindo), Mónica se arregló en menos de quince minutos; luciendo un vestido gris, algo menos revelador que la falda de Rebeca. A decir verdad, era la más "recatada" aquella noche pero seguía luciendo genial. En cuanto a su peinado, decidió sujetarlo en un moño, dejando que unos mechones enmarcaran su rostro. Le pregunté por qué, si a ella le encantaba llevar el cabello suelto, y respondió que era mucho más práctico de esa forma.
Finalmente, nos subimos al auto de Mónica y nos llevó a un club que según ella, era tranquilo. Antes de bajarnos del auto, Mónica nos dijo que ella sería la conductora designada. Me pareció muy lógico, era su auto después de todo.
Al llegar a la entrada, me di cuenta de que el club se veía nuevo pero ya lo había visto ahí años atrás. Creí recordar a Izzy hablando de él, por lo que supuse que lo habían remodelado. También noté a unos cuantos chicos esperando entrar en una fila ordenada afuera del local.
El sonido amortiguado de la música llegaba a mis oídos y a pesar de que no era del tipo que me gustaba escuchar, esa noche tenía algo atrayente.
Tomé aire. Todas nos tomamos de las manos y juntas cruzamos la entrada. 

N/A: La canción demuestra lo que siente Emma. Aquí está mi traducción:

Me hablas como si conectáramos
Pero no sé si seguimos siendo amigos
Es tan confuso
Entenderte hace que no quiera

Hacer las cosas que debería hacer
Pero sé que caigo muy rápido y luego pierdo
Y odio quedar como una tonta

Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos
Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos

Las luces están prendidas
Y hay alguien en casa
No sé si están solos
Hay alguien más en mi mente
Vive ahí y me da miedo

Esta paranoia es inquietante
Pero paso la mayor parte de mis noches preguntándome
Si estamos juntos o no
O si esto mejorará nuestras vidas

No estoy enamorada
Solo quiero que me toquen

Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos
Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos

Ups, creo que me acerqué demasiado
porque ahora él me dice que soy la chica que más le gusta
Me equivoqué pero no es la primera vez
No digo que no piense en ti
Ojalá no creas que soy mala persona

Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos
Solo quiero besarte, besarte, besarte
Solo quiero tus besos

27 - 04 - 14 / 23 - 01 - 17

Por favor, déjame olvidarteWhere stories live. Discover now