II

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Año 845

—Eso es... Pásalo con cuidado por debajo y ahora enróllalo alrededor de la extremidad con fuerza, tal y cómo has hecho antes.

Fruncí el ceño mientras seguía las instrucciones que la sanadora me iba dando con cuidado. Resultaba difícil mover un cuerpo más pesado que el mío, pero, poco a poco, descubrí que había ciertos trucos que me podrían facilitar el trabajo.

—¿Podrás terminar tú sola? —asentí, aún concentrada en mi tarea—. Bien. Cuando termines lava a ese paciente y, después, coloca los restos que tienen nombre en sus respectivas cajas para poder entregárselos a sus familias. Cuando termines, podrás irte.

No respondí. Tampoco fue necesario porque aquel era mi trabajo, así que la mujer dio media vuelta y se marchó de allí, posiblemente para atender a otros pacientes que revestían mayor gravedad.

Una vez terminé de vendar la herida de aquel paciente, me dirigí a la cama contigua, donde un hombre yacía inconsciente desde hacía un par de días. Sus contusiones habían comenzado a sanar y lucían un mejor aspecto, pero los golpes que había recibido en la cabeza y en la espalda, unidos a la abundante pérdida de sangre, habían provocado que no diera señales de despertar en algún momento.

Llené un barreño con agua caliente antes de desvestirle y, después, tomé una esponja para lavar su cuerpo. No era una tarea cómoda tener que bañar a personas que, sobre todo, tenían mucha más edad que yo, pero había terminado acostumbrándome y, sobre todo, aprovechaba aquellos momentos para despejar mi mente o pensar en otras cosas.

Habían pasado unos tres días desde que la humanidad recordó por qué estaba tras aquellas murallas. Un titán de unos sesenta metros se había aparecido en el Distrito de Shiganshina y había hecho un agujero en el muro, permitiendo la entrada de numerosos titanes que arrasaron con gran parte de la población. La evacuación, sin embargo, parecía estar resultando un éxito, a pesar de las bajas, pero otro titán apareció para destruir el muro y se terminó perdiendo la Muralla María. La población se vio reducida considerablemente, pero aquellos que sobrevivieron se vieron confinados en Rose, donde la sobrepoblación estaba volviéndose insostenible. Desde entonces, el ambiente seguía cargado de una extraña sensación de muerte y terror, pues el miedo a que pudiera repetirse tal experiencia persistía.

Todas las tropas habían sido llamadas para ayudar en Shiganshina, ya que, tras pasar mucho tiempo en las murallas, las expediciones de las Tropas de Reconocimiento habían sido aprobadas de nuevo y, en aquel momento, se encontraban fuera. Esas importantes ausencias incluyeron en la operación a los reclutas. A punto de terminar su entrenamiento, muchos se vieron superados al estar rodeados de tantos titanes. La práctica de los entrenamientos no había proporcionado la experiencia necesaria para algo así y muchos de mis compañeros habían muerto.

Yo, por mi parte, se podía decir que había tenido suerte, ya que no tuve que ver morir a ninguno de mis compañeros. Ser una de las pocas reclutas que sabía de medicina supongo que tenía sus ventajas y consideraron que, a pesar de que mis habilidades eran extraordinarias, sería mucho más útil curando que matando titanes. Estaba resultando una experiencia horrible, pero, a la vez, me sentía afortunada por poder estar poniendo en práctica algo que me apasionaba tanto. ¿Egoísta, verdad? Por supuesto que llegué a considerarme una persona horrible, pero, cuanto más aprendiera, más personas podría salvar en un futuro y eso también me reconfortaba.

Leí con cuidado los nombres que había en las diferentes cajas colocadas a lo largo de una mesa y me prometí que jamás los olvidaría. Todos los soldados a los que había estado curando y todos esos restos que ahora estaba manipulando eran personas que habían dado su corazón por la humanidad y no podía permitir que su valor y su esfuerzo fuera en vano. Al principio resultaba desagradable tener que colocar en las cajas cadáveres desmembrados o restos con los que no se podía formar ni la mitad de un cuerpo humano, pero, finalmente, la tarea terminó convirtiéndose en una más para mí.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now