XXXV

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Hange puso los brazos en jarras, observando a su alrededor. La mujer soltó un suspiro de resignación.

—Tu madre dijo que esa... ¿Radio? Estaba en vuestra casa de Klorva, pero, por más que hemos buscado no hemos encontrado nada. ¿No recuerdas haber visto algún objeto diferente alguna vez?

Negué con la cabeza. De haber habido algo fuera de lugar debería haberlo notado.

—Quizás esté escondida. Un aparato así no debería de pasar desapercibido y no creo que mi padre estuviera al tanto de las actividades de mi madre.

Levi continuó inspeccionando la pequeña casa de Klorva en la que yo había nacido y me había criado. Quizás no tendría mucho valor, pero en el plano sentimental muchos recuerdos se agolpaban en mi memoria, tanto tristes como felices. Aunque quizás lo que más me dolía de aquello es que todos los recuerdos dolorosos pertenecían en su mayoría a mi padre, a su indiferencia. Me llevé la punta de mis dedos a la sien y me la masajeé. Con ese secreto que había estado guardando mi madre me sentía como si hubiera estado viviendo durante toda mi vida una farsa. Me costaba reconocer a mis propios progenitores.

—¿Estás bien? —Hange puso su mano sobre mi hombro.

—Sí.

—Quizás no deberíamos haber venido tan pronto. Ayer estabas enterrando a tu hermano.

Tragué saliva, sintiendo un pinchazo en mi pecho al recordar los dos últimos días.

—Estoy bien —pronuncié en un hilo de voz.

Ezra había terminado por fallecer. Una parte de mí estaba sumida en la tristeza, pero la otra consideraba que aquello era lo mejor para él, nuestras condiciones no eran vida para una persona con sus problemas. Tras su muerte causada por una enfermedad que desconocía, había dejado finalmente de sufrir. Reconozco que lloré, porque había entendido finalmente que es estúpido guardarse las emociones para uno mismo, es mejor dejarlo todo salir. Eso no me iba a convertir en una persona débil, sino más humana. Por otra parte, me habría sentido muy sola en aquel momento de no haber sido porque Levi permaneció en todo momento a mi lado.

Inicialmente, nuestros planes eran haber viajado a Klorva al día siguiente de la confesión de mi madre, pero el fallecimiento de Ezra modificó nuestros planes. Todos acudieron al funeral, incluida mi madre, aunque escoltada por dos policías. Tanto el día de su fallecimiento como el de su entierro no fueron fáciles. Sentía que todo el mundo estaba encima de mí y el pésame que daban no hacía más que cargarme peso en un corazón que tenía dolido. Hasta que Levi puso punto y final a aquello, quizás no con los mejores métodos, pero resultó y no tuve que escuchar más a la gente recordarme que había perdido a mi hermano pequeño.

No obstante, el problema era conmigo misma, no con los demás. Aunque Ezra había recibido lesiones muy serias en la cabeza siendo solo un bebé y me culparía toda mi vida de ello, sentía que necesitaba comprender el porqué de las causas de su muerte. Un día, había comenzado a enfermar. Tenía fuertes fiebres, sufría escalofríos, la temperatura de su cuerpo era alarmantemente baja, vomitaba y apenas podía respirar. Por más que los médicos de palacio intentaron mejorar su situación, ésta solo empeoraba y ninguno entendía por qué. Eso era lo que me carcomía por dentro. Deseaba saber qué era exactamente eso que había causado su muerte, pues, dentro de su condición, Ezra era un chico sano.

—Deja de darle vueltas de una vez —soltó Levi de repente. Hange le miró interrogante, no estando segura de si le hablaba a ella o a mí, pero yo sabía exactamente a qué se refería. Era como si pudiera leerme el pensamiento.

—Lo siento... —murmuré.

—Algún día encontrarás la respuesta. Ahora céntrate en esto o, si no, te mando de una patada en el trasero al cuartel. ¿Me has oído? Porque te dije que te quedaras.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now