XXXVI

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Levi abrió los ojos con lentitud. Un tenue rayo de sol se filtraba a través de la ventana de su habitación. Se incorporó ligeramente y, al tocar en el lazo izquierdo de la cama, se percató de que ella no estaba a su lado.

Se llevó una mano a la frente para masajeársela. Se sentía un poco confundido, primero, porque ella no estaba a su lado, y, segundo, porque aún no se acostumbraba a dormir tan profundamente. Apenas recordaba cuándo había sido la última vez que había conciliado el sueño en condiciones, sin estar sentado sobre aquella silla de madera en su habitación. Pero, desde que la había conocido a ella, el sentirla cerca por la noche, le era suficiente para poder dormir como nunca antes lo había hecho.

Apartó las sábanas con un movimiento seco para descubrir su cuerpo desnudo bajo ellas. Curvó la comisura de sus labios ligeramente hacia arriba al recordar la noche anterior, sintiendo una cierta satisfacción, y se puso en pie. Se dio un baño rápido, se vistió y salió al comedor. Eren y compañía charlaban animadamente en una de las mesas. El moreno pasó por su lado, saludando al grupo con un leve asentimiento de cabeza. Aquella mañana se limitó a prepararse una taza de té y a sentarse en un rincón a bebérselo solo, al menos hasta que llegó Hange.

—¿Desde cuándo se te pegan a ti las sábanas? —bromeó la mujer.

—¿Has visto a ____?

—Ha salido temprano. Ha ido al orfanato.

—Últimamente pasa mucho tiempo ahí.

—¿Y te presta poca atención a ti? —Hange soltó una carcajada.

—Tus chistes de mierda no me hacen gracia, cuatro ojos.

—Qué malas pulgas. Pensaba que ella te habría ablandado un poco, pero sigues siendo igual de gruñón —Hange cruzó los brazos con resignación—. ¿Sabes cómo lleva su estudio?

—Creo que bien —Levi dio un sorbo a su taza—. Habla mucho sobre las cosas nuevas que descubre, tanto que a veces le tengo que decir que se calle para que no me termine dando dolor de cabeza —curvó la comisura de sus labios ligeramente hacia arriba, en una sonrisa apenas imperceptible—. Pero siento que a veces se frustra. No entiende todo lo que pone.

Hange suspiró.

—Ojalá pudiéramos ayudarla. Si no hubieran destruido todo el conocimiento sobre el mundo exterior, las cosas serían muy diferentes...

Levi se limitó a guardar silencio, pero estaba de acuerdo con la comandante. Él era una persona de acción, pero comprendía cómo se sentían la gente como Hange, Armin o _____. Descubrir tantas cosas era algo que los emocionaba, pero el no poseer los conocimientos suficientes en muchos casos les impedía comprender en su totalidad y, si bien eso les hacía querer indagar más en la verdad sobre el mundo, también les hacía ser más conscientes de su propia ignorancia.

Cuando terminó su té, se puso en pie bajo la atenta mirada de Hange. Sin despedirse de ella, caminó hacia el establo y preparó un caballo. Cabalgó durante varios minutos hasta llegar al orfanato. Hacía buen día, así que los algunos niños jugaban y correteaban por la extensa pradera. Levi ató su caballo a un poste de madera. Le dio unas palmaditas en el cuello al animal que, a continuación, comenzó a comer la hierba que había a su alrededor.

Solo tuvo que asomarse por una de las esquinas del edificio para ver a _____. Hablaba con varios niños pequeños y parecía estar dándoles un sermón por algo que habían hecho. Los pequeños tenían la cabeza agachada, apesadumbrados. Finalmente, les hizo un gesto con la mano para que se marcharan y los niños se alejaron de ella correteando y dando gritos, como si nada hubiera sucedido. Al verla apoyarse en la valla de madera, Levi aprovechó para acercarse y situarse a su lado.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now