XLIII

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El estruendo causado por la transformación de Eren había sido la señal. Aquel enorme titán había emergido de un edificio, destruyéndolo por completo. Los fragmentos salieron despedidos en todas direcciones, destrozando los edificios de alrededor y generando el caos entre el numeroso público que se había congregado en el distrito de Liberio. Muchas rocas habían aplastado a gente. Los que habían sobrevivido se amontonaban, se pisaban y empujaban los unos a los otros para intentar escapar. Era puro caos. Y todo eso lo había causado Eren Jaeger.

Enid miró a su alrededor. Había escombros por todas partes, se escuchaban gritos en todas las direcciones, el sonido de las pistolas y de metralla. Estaba horrorizada ante los trozos de piedra y madera que se amontonaban en las calles, los charcos de sangre y los cuerpos de inocentes asomando entre los huecos. A ello había que sumarle el latido de su corazón, incesante en la sien. Sentía presión en su pecho, nerviosa ante la posibilidad, no ya de morir ella, sino de que algún compañero cercano pudiera caer en aquella batalla. Los habían preparado para ello durante años, pero era muy difícil experimentar aquello en primera persona. Era su primera vez fuera de la isla. Era la primera vez que pisaba el continente. Era su primera misión después de finalizar la formación y de entrar a las Tropas de Reconocimiento. Tenía mucha inexperiencia. ¿Se notaría? ¿Podría poner eso en peligro a otros soldados más veteranos?

—¡Vamos!

Enid asintió, aunque posiblemente Aaron no había visto su gesto, ya que le daba la espalda. Tenía que borrar todos esos pensamientos inútiles de su mente, debía estar concentrada. Tenían una misión que completar.

Apretó sus dedos alrededor de la luz que debía colocar unos metros más al sur, en el punto más alto de un tejado, y saltó al vacío desde lo alto de aquel edificio. Rápidamente, activó su Equipo de Maniobras Tridimensionales y se deslizó entre los edificios, esquivando con éxito a posibles enemigos. Aterrizó con gracia en lo alto de otro edificio y se aproximó al borde de la azotea para colocar el faro. Sin embargo, un par de soldados enemigos aparecieron, apuntándole con sus armas. Ella ni se inmutó, porque sabía que siempre podía contar con sus compañeros para cubrirle las espaldas.

Tan pronto como esos soldados del ejército de Marley pusieron un pie en esa misma azotea, una enorme sombra cruzó tras su espalda y, sin necesidad de usar un arma, desarmó a su oponente y levantó con una sola mano su cuerpo para dejarlo caer con fuerza contra el suelo, golpeando su cabeza contra el cemento. El rival tosió antes de perder el conocimiento. En cuanto al otro enemigo, emitió un gemido tan pronto levantó su arma contra ella y cayó al suelo de rodillas. La sangre emanaba con fuerza de su muslo izquierdo, un disparo de bala lo había atravesado. La chica levantó la vista y frente a ella, en lo alto de otro edificio, Becca, que sostenía su fusil aún en posición de disparo, le hizo un gesto para indicarle que todo estaba controlado. Rápidamente, aquella enorme sombra volvió a pasar detrás de ella para llegar hasta ese otro oponente que todavía gritaba de dolor y le arrebató el arma.

—Enid —Aaron habló a su espalda—, date prisa.

No había tiempo que perder. Colocó la luz al borde del edificio y la activó.

—Sí, perdón —la chica se puso en pie.

Antes de seguir a Aaron, la muchacha echó un último vistazo a los dos soldados. No tenían heridas graves, sobrevivirían, pero, aun así, le costaba no acercarse a ellos para curar las heridas que Aaron y Becca les habían hecho solo para protegerla a ella. Al fin y al cabo, ella también era médica y su labor era curar personas, aunque estuvieran en el bando enemigo. Suspiró y volvió a activar su Equipo de Maniobras Tridimensionales. Tenían que reunirse con Miccah una vez hubieran puesto las luces y reportarlo a Jean. Les estarían ya esperando.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now