XXVI

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—Oye, aquí habrá heridos.

—¿Quién ha dicho que les diéramos carne? —preguntó Hange con la boca llena de comida.

—Lo siento. No ha sido buena idea gastarse el presupuesto de dos meses en comida.

Como no, Eren, Sasha y compañía estaban formando escándalo. Al parecer, Sasha había perdido el control al ver tanta comida y por mucho que Connie y Jean hubieran intentado retenerla, era imposible. Si ya de por sí los soldados estaban más ruidosos que de costumbre, disfrutando del festín previo a una misión tan importante como la que acontecía, las voces de los reclutas de la 104 sonaban por encima de todos.

Observé con cautela a Eren. Me resultaba sorprendente lo tranquilo que parecía después de todo lo que había sucedido en los últimos días. No solo habíamos realizado experimentos con él para probar su recién adquirido endurecimiento, sino que había descubierto muchas cosas sobre sí mismo. Comerte a tu padre habría resultado una experiencia traumática para cualquiera, pero el chico se estaba manteniendo bastante entero. Por otra parte, la teoría que barajaba Hange de que el padre de Eren pudiera provenir de fuera de los muros tras la conversación que habían mantenido con Keith Shadis, anterior comandante de la legión y ahora instructor, no dejaba de ser inquietante. ¿Es que eso significaba que había personas viviendo fuera de los muros? Eso era muy peligroso. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podían sobrevivir a los titanes?

Suspiré con pesadez. Era nuestra última noche antes de partir a Shiganshina. Lo mejor sería que dejara de darle vueltas a las mismas cosas y centrarme en la misión y mi cometido en ella, aunque resultaba algo complicado. Observé el trozo de rosada carne sobre mi plato y me relamí. Olía a ciertas especias y estaba perlada en una grasa que se derramó ligeramente por el plato cuando pinché el primer trozo con el tenedor. Estaba jugosa, mucho mejor que los restos de carne y verduras que normalmente debíamos ingerir en insípidos estofados.

—¿Quieres un poco? —Moblit, sentado a mi derecha, me ofreció algo de alcohol para acompañar la cena, pero negué con la cabeza.

—No deberías beber. Mañana tenemos una misión importante.

—Es solo una copa para acompañar la comida —Moblit sonrió de forma burlona—. Yo tengo aguante. No como otras.

—¡Eh! —le di un puñetazo en el brazo y él rio— ¡Y tú tienes un problema con el alcohol! Bebes demasiado —le quité la botella y la dejé a mi izquierda, en el suelo, para que él no pudiera alcanzarla.

—Exageras. No tengo ningún problema.

—Sí, sí que lo tienes.

—¿Para cuándo decís que es la boda? —Harold, un compañero sentado con nosotros en la mesa, emitió una sonora carcajada.

—Parecéis un matrimonio —rio Norma, una de las encargadas de gestionar el presupuesto de la Legión y culpable directa del revuelo causado por los soldados al haber permitido gastar tanto dinero en aquel festín.

—No somos como un matrimonio —Moblit frunció el ceño.

—Además, si Moblit y yo decidiéramos casarnos, no es de tu incumbencia, Harold —le apunté con el tenedor de forma acusatoria—. Sería algo que él y yo deberíamos hablar. Y nadie más.

—Esperad un momento —Hange golpeó con las palmas de sus manos sobre la superficie de la mesa, haciendo vibrar platos, cubiertos y vasos—. ¿¡Eso quiere decir que ya lo habéis hablado previamente o, al menos, mencionado!?

—¿Qué? —enarqué una ceja. ¿No eran eso demasiadas suposiciones?

—¡_____ no ha dicho eso! —Moblit parecía haber entrado en pánico.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now