XXI

7.9K 682 403
                                    

Bajamos por la trampilla que había en el suelo de la iglesia construida en terreno de los Reiss hasta llegar a un pasillo iluminado solo por la luz de las antorchas que nosotros llevábamos. Nos desplazamos por el interior, intentando hacer el menor ruido posible. No obstante, algo nos decía que los miembros de la Brigada Antipersonas ya nos estaban esperando.

Finalmente, llegamos a una pequeña habitación que tenía una puerta de madera desgastada por la humedad y el paso del tiempo. Intercambiamos miradas y, después de que Hange asintiera, comenzamos a preparar las flechas que Sasha podría necesitar para comenzar nuestro plan con éxito. Una vez prendidas, Levi nos hizo una seña para que nos quedáramos atrás y, sin miramientos, de una patada, abrió la puerta. Con un gesto de muñeca, indicó que los barriles repletos de aceite podían tirarse, por lo que seguimos sus instrucciones al pie de la letra. Los empujamos por unas escaleras que descendían varios metros. Estos rodaron hasta el suelo y, de un salto, Sasha se expuso atravesando la puerta. A gran velocidad, preparó su arco con una de las flechas en llamas que Armin le tendió y disparó. En cuanto la punta de la flecha atravesó la madera, se produjo una explosión que llenó todo de un humo negro y espeso.

Con el escándalo que habíamos formado, los miembros de la Brigada Antipersonas de la Policía Militar se habían puesto rápidamente en acción para combatir. Levi y Mikasa fueron los primeros en actuar. Los dos se desplazaron rápidamente por la estancia y pronto llegaron a nuestros oídos gritos que no provenían de ninguno de los dos.

—¡Son 35! —la voz de Levi se extendió a los segundos como un eco— Están en grupos en las columnas de este lado, cerca del techo. ¡Continuamos la operación! ¡A por todos los enemigos! ¡AL ATAQUE!

Fue entonces cuando el resto usamos nuestros Equipos de Maniobras Tridimensionales para movernos por la enorme sala. Columnas, de un material que no sabía adivinar de qué se trataba, se elevaban varios metros de altura. Presté atención a mi alrededor, intentando distinguir figuras. En las columnas me parecía adivinar figuras esperando entre el humo, así que supuse que los policías nos esperaban, tal y cómo imaginábamos.

Armin comenzó a lanzar las bengalas cuando las primeras figuras desconocidas comenzaron a acercarse a nosotros. El humo verde y rojo pronto invadió la enorme habitación y la visión se dificultó considerablemente, aunque gracias a nuestros equipos eso sería una ventaja para nosotros.

Pronto distinguí a unos metros de distancia a un chico. Me moví a su alrededor, para distinguir si, efectivamente, tenía a su espalda el símbolo de la Policía Militar. Cuando vi el caballo bordado en su chaqueta, expulsé algo de gas para impulsarme. No obstante, el muchacho se había percatado de mi presencia y disparó para intentar defenderse. Ayudándome de los ganchos, di una voltereta en el aire y conseguí esquivar las primeras dos balas. Aprovechando el impulso, extendí de nuevo los ganchos, por encima de la cabeza del chico, y me coloqué detrás de él.

—Lo siento —dije mientras sacaba una de mis espadas y le propiciaba un profundo corte en la espalda cuyo recorrido iba desde su hombro derecho hasta su cadera izquierda. El muchacho gritó por el dolor y terminó perdiendo el equilibrio, cayendo contra el suelo en un sonido seco.

Extendí de nuevo mis ganchos. Estos se clavaron en la piedra de una de las columnas y apoyé mis pies en ella, esperando una vez más para atacar. A lo lejos escuché la voz de Armin gritar a Connie algo acerca de que debía de atacar por la espalda, tal y cómo le habían dicho. Observé a mi alrededor, intentando captar al chico, por si le había sucedido algo, pero solo había caos y gritos a mi alrededor.

No muy lejos de donde yo me encontraba, capté la delgada figura de Mikasa. Resultaba hipnotizante la manera en la que se desplazaba utilizando su equipo y la facilidad con la que cortaba la carne de todos aquellos policías a los que se acercaba. Había escuchado cientos de veces alabanzas sobre su destreza, lo valiosa que era en combate, pero nunca la había visto en acción. Era asombrosa en todos los sentidos, tanto que costaba apartar los ojos de ella. Y, precisamente por eso, capté algo de movimiento por el rabillo de mi ojo derecho. Mientras Mikasa estaba ocupada peleando con una chica, alguien se estaba aproximando a ella por detrás. Chasqueé la lengua y me impulsé con las piernas. Justo en ese instante, en el que estiraba mis piernas por completo, sentí una punzada de dolor en mi muslo derecho. Había sentido cómo se separaba la carne. Guiñé un ojo y apreté los dientes con fuerza, conteniendo las ganas que sentí de gritar.

Más allá de las murallas - SnK [LevixReader]Where stories live. Discover now