Déjame Odiarte [01]

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Salgo del agua, cojo mi toalla y me tumbo en la arena, cierro los ojos e intento regular mi respiración

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Salgo del agua, cojo mi toalla y me tumbo en la arena, cierro los ojos e intento regular mi respiración.

Joder, estoy agotada.

Hoy casi no hay gente en la playa, y es raro.

En Chicago las playas casi siempre están llenas. ¡Qué digo! Más que llenas, menos hoy, claro. De hecho, hay días en las que aquí no cabe ni un alfiler más.

Después de unos minutos me levanto y cojo mi tabla de surf y, sin evitarlo, sonrío al recordar cómo todo ha comenzado.

Amo hacer surf, desde que era pequeña. Recuerdo que mi padre nos contagió esta pasión a mi hermana y a nuestro mejor amigo y a mi. Tan solo teníamos cinco años cuando cogimos nuestra primera ola.
Al principio permanecíamos más tiempo en el agua que en la tabla, pero como eramos unos niños muy cabezotas, jamás nos rendimos.

Hoy en día, este increíble deporte sigue siendo una de las cosas que más me gustan hacer.
Mi mejor amigo y yo nos pasamos horas y horas entrenando para poder, algún día, llegar a ser unos surfistas totalmente profesionales.
Sin embargo, no tengo ni idea de si mi hermana sigue compartiendo esta pasión con nosotros.

Ups, creo que voy demasiado rápido. Mejor, empiezo por el principio.

Me llamo Kimberly Grey, y no, no soy hermana de Christian Grey ni soy nada de él. De hecho, odio mi nombre, así que le digo a todo el mundo que me llame Kim. Aunque la verdad -por alguna razón que desconozco-, siempre ignoran mi petición.

Mi vida no es que la considere fácil. De hecho, ojalá nadie pase por lo que yo he tenido que pasar.
Hace nueve años que me separaron de casi toda mi familia.

Mamá murió.
Así de rápido, así de repente.

Casi ni recuerdo lo sucedido; ese día ni siquiera podía llegar a admitirlo. ¿Un "accidente" meteorológico mientras ella permanecía en la oficina? Obviamente que no me lo creía. Era una niña, sí. Pero de tonta no tengo ningún pelo. Aún así, eso era todo lo que la prensa se había limitado a decir. A demás, claro está, de las personas que mágicamente pudieron salvarse de aquel terrible "accidente".

Yo solamente mantengo pequeños recuerdos de cómo había sucedido, pero tampoco estoy cien por cien segura de poder crear otra teoría, ya que tan solo tenía ocho años cuando todo eso pasó.
Solamente recuerdo cómo mi hermana gemela se encontraba muy intranquila en casa, ya que mamá tardaba demasiado y ya era la hora de cenar.

Olivia es la mayor de las dos, pero siempre era yo quien se comportaba como tal. Papá también estaba intranquilo, por lo que supuse que, verdaderamente pasaba algo.

Una llamada, una tormenta, un coche, un edificio en llamas, varias ambulancias y muchísimas lágrimas. Brevemente, esos eran todos los recuerdo que una niña de ocho años podía entender y recordar.

El día en el que tuve que mentalizarme de que jamás volvería a verla; que nunca más podría volver a oír su voz, y que nunca más volvería a comer esa deliciosa cena -ya fría- que nos esperaba en casa.
Ese, sin duda alguna, ha sido uno de los peores días de toda mi vida.

Los días siguientes pasaron muy rápido.
Papá estaba demasiado raro: no comía, no hablaba y no salía de su habitación. Si no hubiera sido por nuestra tía, ambas habríamos muertos allí. Sin más. Ella fue la que se ocupó de nosotras todo ese tiempo. Y de hecho, aún sigue ocupándose de mi actualmente.

Otro de mis peores días tampoco tardó en llegar. Y ese fue cuando mi padre tuvo la brillante idea de alejarse de casa.
De casa y de la ciudad, ya que sin pensárselo mucho más se fue a vivir a California, alejándose de su trabajo, de sus amigos, y de sus hijas.

Rectifico.

Alejándose de mi.
Ya que no sólo decidió irse él solito, sino que arrastró a Olivia consigo.
Sí, nos separó.
Solo nos comunicó que necesitaba despejar su mente, algo así como "volver a vivir".

Já, menuda tontería.

Aún así, cometió todos sus propósitos.
Consiguió separarme de mi hermana y se acabó yendo para formar su nueva vida.

Olivia y yo hablábamos horas y horas por teléfono; ambas queriendo volver a estar juntas. Al principio sí que manteníamos el contacto, pero poco a poco nos fuimos alejando, ya que a nuestro querido padre se lo ocurrió la idea de que si tal vez, y sólo tal vez, hablábamos demasiado diariamente, acabaríamos queriendo volver a estar juntas, y él -obviamente- jamás volvería a pisar Chicago.

Por lo que hoy en día no sé ni cómo está mi hermana ni cómo está él.
Siempre he dicho que papá ha sido muy caprichoso con su decisión, y desde luego, hoy en día lo sigo pensando.

Actualmente, con diecisiete años, sigo viviendo con la hermana de mi madre: mi querida y tan preciada tía. Y me he dado cuenta, a lo largo de los años, que si estoy con ella, no necesito a nadie más.
Ella ha sido y es la madre que he necesitado y a la que quiero como tal.
Con ella y con Matt, tengo todo lo que necesito, ¿para qué más?

Sí que es verdad eso que dicen de que la gente cambia con los años.
A lo largo de la vida te vas dando cuenta de cómo son las personas. Te vas dando cuenta de cuáles son las que verdad valen la pena y cuáles están a tu lado por el simple interés. Reconozco que todo esto me ha cambiado, aunque aún no sé si para bien o para mal.

Y sé, que a lo largo de nuestras vidas, muchas personas son capaces de entrar en ellas y acabar dejando huella. Sé que no todos confiamos tan rápidamente en los demás, que también hay gente más tímida que otra, que igual hay personas que intentan aparentar ser fuertes, pero que en el interior, están más jodidas que muchos de nosotros.
Nos encontrarémos con muchas personas, pero, desde mi punto de vista, muy pocos son capaces de llegar a conocerte verdaderamente bien.

Todos cambiamos, y yo, ya lo he hecho.
Ya no soy la niña que sonreía todo el día y que era súper feliz.

¿Vida complicada? Lo es, pero esto es sólo el principio.

☁☁☁☁☁☁

Bienvenido a este nuevo mundo, querido lector. Antes de nada, muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia; prometo no defraudarte
Si tienes alguna duda, aquí me tienes.
Te espero en el siguiente capítulo,
¡nos leemos!
-C.



Déjame Odiarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora