Déjame Odiarte [45]

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Matthew Dawson.

Cuando me despierto aún bastante adormecido, sorprendentemente el molesto calor del sol —que normalmente me quema— no me da en la cara como de costumbre. Y eso se debe a que la figura de una persona me resguarda del sol.

Una figura de una persona...

A la misma velocidad que reconozco a la persona que se encuentra invadiendo mi espacio personal, me siento de un brinco en mi cama.

—¡Joder Olivia! ¿estás loca? —ella suelta una risa de suficiencia; acto seguido se mueve del lugar, haciendo que el sol impacte en toda mi cara. Mientras me quejo, ella se sienta en mi cama tranquilamente— ¿Vas a explicarme cómo has entrado aquí?

—Tu madre me ha dejado —contesta encogiéndose de hombros—. Tenemos que hablar seriamente.

Y tras soltar sus palabras, puedo comprobar el semblante serio que adorna su rostro. ¿Problemas ya de mañana? Esto sí que es empezar mal un día.

—¿Sobre qué?

—Es una historia muy larga de la que me voy arrepentir por habértela contado, pero ya no hay marcha atrás. 

Hacía tiempo que no la veía así: tan seria. No sé qué necesidad hay de hablar a estas horas de la mañana, pero parece muy decidida y no creo que se vaya hasta que suelte todo lo que tiene que decir.

—Te escucho, soy todo oídos.

Y sin esperar más tiempo, ambos nos acomodamos en mi cama.
Si no la conociera, jamás hubiera sospechado de su estado nervioso y enfadado. Desde este momento, sé que lo que tiene que decirme no va a gustarme para nada.

—No sé qué es lo peor, por lo que empiezo por lo más reciente —su confesión provoca que mi cuerpo comience a alterarse: soltando el aire, suelta las primeras palabras que hacen que mi corazón de un vuelco—. Ayer encontré a Kimberly y a William besándose.

Tan rápido como sus palabras dejan su boca, la mía se abre en una gran "O".

—¿Qué...?

Pero antes de dejarme decir algo más, ella continúa, bajando su mirada.

—Te lo digo porque sé lo que sientes por ella. Y no te merecías enterarte por terceras personas.

Me sorprende que Olivia no escuche ese sonido.

El de mi corazón romperse.

¿Qué...? ¿Cómo...? ¿Por qué?

Por qué demonios tengo que sentirme así; de esta estúpida manera. Me duele el pecho. ¿Tanto duele un corazón roto?
Soy tan idiota. Si no hubiese mantenido mis ilusiones y hubiese dejado de ver a Kimberly de otra manera no muy amigable, ahora no me encontraría tan vulnerable.

—¿Tú...? ¿Cómo has...?

—Soy tu amiga, Matt. Sé que te gusta mi hermana; parece que todo el mundo lo sabe, menos ella. Está tan ciega... —Olivia baja la voz, como si ella tuviese la culpa de algo.

—Olivia, tú no...

Pero otra vez, no me deja terminar. Ella sigue consiguiendo meterse en mi mente y saber perfectamente lo que quiero decir.

—Sí, Matt. Es mi culpa. Yo he provocado todo eso, nunca debí ocultarle la verdad. El hecho de repetirle una y otra vez que se alejase de él... solo he provocado que se abalance a sus brazos como un león hacia su presa. 

Suelta sus últimas palabras con cierto odio y rencor. Pero... ¿odio hacia Kimberly o hacia William?

Realmente no lo sé.

Déjame Odiarte ©Where stories live. Discover now