Déjame Odiarte [39]

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Sigo caminando por los pasillos desiertos del instituto, esperando encontrarla de una vez por todas.

—¡Valeria! ¿Dónde demonios te has metido?

Se suponía que después de clase íbamos a quedar para ver juntas el entrenamiento de Olivia. Además, pensaba aprovechar el momento para sacarle la información que tanto he estado esperando: que me confiese quién es esa persona que la tiene tan enamorada.
Luego, ambas quedaríamos con Matt, para que mis dos mejores amigos puedan conocerse mejor.

Pero nada, no la encuentro por ninguna parte. Supuestamente, hace diez minutos que tendríamos que encontrarnos en las gradas; sin embargo, ella no aparece.

Maldita rubia.

Como último recurso, me dirijo a un sitio muy usual en las chicas: el cuarto de baño.

Seguramente se encuentre allí, ya que estoy segura de que se estará preparando para luego ir a ver a su amor secreto.
Cuando estoy enfrente de la puerta azul, decido entrar sigilosamente para darle una sorpresa.

Y ahora, estoy segura de dos cosas.

La primera es que no me equivocaba cuando pensé que Valeria estaría aquí; porque sí, aquí se encuentra.
Otra cosa de la que estoy segura es en el hecho de la sorpresa. En este caso, la sorpresa la he recibido yo.

Me he quedado de piedra, literalmente.

Mi amiga se encuentra sentada, encima de la encimera y contra el espejo. No se da cuenta de mi presencia, ya que está demasiado ocupada en comerle toda la boca a Carter.

Valeria está con Carter.

Carter, la misma persona que también ha estado en esa posición conmigo.

Ahora todo tiene sentido: él es la persona de la que tanto me ha estado  hablado.

Soy idiota, ¿cómo no he caído? Todo empezó cuando él llegó; Valeria comenzó su enamoramiento por ese tiempo, pero claro, yo estaba demasiado ocupada pensando en mi como para hacerle caso. Qué egoísta.
Por mi culpa ella está con él, ya que yo no he estado ahí para advertirle de cómo es y de quién es.

Sin quererlo, algo a mi lado se cae provocando que los dos dejen de besarse y me presten atención.
Sigo sin poder reaccionar, sólo puedo concentrarme en la sonrisa malévola de Carter y las mejillas sonrojadas de Valeria.

—Kimberly... —comienza ella con una mirada demasiado nerviosa. Ahora mismo no sabe dónde esconderse— ... no quería que te enteraras así. Pensaba contártelo, lo juro. Ya sé que es tu exnovio pero...

—Que sea mi exnovio es el menor de los problemas, Valeria. —interrumpo con un tono duro. Los tres nos observamos con distintos tipos de miradas— No lo entiendes: no puedes estar con él, ¿estás loca?

Ella parece no aceptar mis palabras. Y lo que responde a continuación me sorprende demasiado:

—Tú no puedes decirme con quién estar o con quién no: no eres mi madre.

Y sí, no soy su madre, sólo una persona que sabe lo que duele sufrir por amor. Él la ha cambiado. Siempre ha tenido el don de cambiarlo todo.

—Carter, aléjate de ella.

Mi amenaza pasar desapercibida.

—Guárdate los celos, pequeña —su risa es lo único que se escucha por todo el recinto—. Valeria es mi pareja ahora, y no tiene sentido que ahora vengas tú e intentes alejarla de mi. ¿Tienes envidia? Lo nuestro está más que muerto.

—¡Pues bien que no decías eso hace una semana!

—¡Kimberly basta!—grita ella bajándose y caminando hacia mi— ¿Acaso no puedes entender que nos queremos? Tiene razón: tienes celos porque todavía sientes algo por él.

Déjame Odiarte ©Where stories live. Discover now