Déjame Odiarte [30]

1.1K 79 8
                                    


El silencio que nos recibió al entrar a Olivia y a a mi parece volver a instalarse por segunda vez en el lugar. Y sí, sigue siendo incómodo. Nadie comenta nada y eso solo hace que me preocupe de si mis latidos traicioneros puedan delatarme. Mierda, mierda, mierda. ¿Esto es una sorpresa? Parece que aquí nadie tiene el mismo concepto de sorpresa que yo.

Maldita sea, qué tonta he sido. Sabía que esa cara con esa sonrisa tan falsa y esos ojos verdes intensos debían sonarme a alguien. Pero claro, en el pasado, a ninguno de los dos nos importaba quiénes eran nuestros padres. Aunque debí de haberlo pensado mejor una vez que acabé mi relación con él. Juró vengarse. Pero vamos, ¿quién se acuerda de esa amenaza después de tanto tiempo? Sí que se ha tomado su tiempo en organizarla.

La mirada de Carter me recorre de arriba a bajo de la misma forma que había hecho antes con Olivia. Después, cuando sus ojos se conectan con los míos, se relame provocativamente los labios. Siento que quiero vomitar. Y lo haría, si tuviera algo que expulsar fuera.

—Os habíamos comentado que su hijo vendría aquí, ¿recordáis?  —interviene la persona a la que estábamos buscando—. Sé que os va a costar un poco, pero ya que estamos probando nuevos cambios, ¿qué mejor momento para que todos nos conozcamos?

Claro, yo soy un cambio en su vida. Yo me definiría más bien como un gran peso muerto o hándicap con el que no saber qué hacer con él. 

—¿Estás bien, Kimberly?—inquiere nuevamente mi progenitor como si ahora tuviera que demostrar que de verdad le importa mi opinión—. Es como si hubieras visto un fantasma.

—Los fantasmas no pueden herirte, las personas sí —pero mi respuesta sólo es audible para mi hermana y el nuevo individuo—. Estoy cansada del viaje, me voy a dormir ya. 

No espero ninguna respuesta porque ninguna respuesta puede convencerme de que me quede unos segundos más ahí abajo. Parece que todo el cansancio desaparece en el momento en el que subo veloz como un rayo las escaleras, pero parece duplicarse por mil cuando me dejo caer en mi cama. Estoy agotada y con un dolor de cabeza que no se puede comparar ni con el peso de mil elefante encima mía.

Nadie lo sabe, y puede que eso sea culpa mía. Pero todos estos años he luchado para alejarlo de mi vida, lugar en el que, tiempo atrás, Carter formaba parte. Las relaciones no siempre acaban bien, y si alguien quiere imponer un ejemplo, puede escoger mi caso. 

Es duro volver a ver a una persona que te ha hecho verdadero daño y con la que más has sufrido. Pero yo conseguí alejarlo de mi y de mi vida; conseguí dejar de torturarme por pensar en cuál era la mejor opción para mi. No todas las opciones son fáciles pero, a la larga, descubrimos que son las mejores.

He sido una persona débil, una ingenua, una tonta y una estúpida. Se suponía que se trataba de amor, pero el amor no duele ni te mata, sino que te hace sentirte vivo. Qué pena que mi cuento con él no ha podido acabar en un final feliz. Las lágrimas amenazan con salir, así que dejo de luchar por detenerlas. Siento terror, miedo y pánico, y estoy segura de que si quiero volver a ser fuerte, no puedo dejar que el miedo me consuma. No otra vez.

Dicen que todo problema tiene su solución. Pero no todas las soluciones son las más fáciles de aceptar.

Me despierto de repente y algo alterada debido al ruido de la odiosa alarma que ayer decidí programar. Sí, he decidido madrugar. ¿Por qué motivo si me encontraba muy cansada?

Bonita pregunta. Horrorosa respuesta.

Aunque la verdad es que la razón es muy siempre: no quiero encontrarme con personas no agradables para la vista. 

Déjame Odiarte ©Where stories live. Discover now