Déjame Odiarte [23]

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-¿Qué haces tú aquí?

Unos segundos más tarde me doy cuenta de que mi contestación seguramente ha sonado demasiado borde. Es decir, estoy demasiado sorprendida en estos momentos, ¿qué es lo que se espera?

-¿Es así como recibes siempre a tus invitados? -retrocede hasta quedar bajo la luz. Y sí, sin ninguna duda es Will. He debido de estar demasiado tiempo observándolo fijamente, ya que él se cruza de brazos y su mirada se vuelve algo incómoda-. ¿Ocurre algo?

Ignoro su pregunta y me centro en analizar la situación. Si mi familia ha organizado una cena con la familia de su amiga Miriam, eso significa que...

Oh-madre-mía.

Mis ojos se abren exageradamente ante la sorpresa sin poder evitarlo.

-Espera, ¿eres el hijo de Miriam? -doy un paso al frente para poder observarlo mejor, como si no estuviera más que claro que William Evans se encuentra delante mía.

-¿Tanto te sorprende? -eleva una ceja como si el que tuviera que estar sorprendido fuese él.

-La verdad... sí -para qué mentir--. Ella es tan amable y tú... Tú eres tan tú.

-Bonita explicación, Grey -se va acercando lentamente hacia mi persona adoptando una actitud de superioridad que pega mucho con él-. Créeme, para mi también fue toda una sorpresa cuando me di cuenta de a dónde me estaban llevando, ya que obviamente recordaba perfectamente a quién pertenecía.

-¿Qué haces aquí arriba?

No es que quiera cambiar de tema ni pararme a pensar en el día en el que él insistió en traerme a casa, pero como ahora ya he resuelto la principal duda, las demás también quieren salir a la luz.

-He venido a por ti -sentencia al instante, como si tuviera que darle las gracias por ello-, eres una tardona. Aunque no sé porqué debe sorprenderme al tratarse de una chica.

- ¿Ya empezamos? -mi primer golpe va a parar a su brazo. Brazo que por cierto parece ser de acero, pues estoy segura de que me he hecho más daño yo que él-. Machista.

-Niñita. -vuelve a cruzarse de brazos, observándome por encima del hombro.

-Idiota.

-Barbie.

Espera, espera. ¿Qué? ¿acaba de llamarme barbie? Espera, ¿acaba de insultarme? Oh no, eso sí que no.

-¿Tus repulsivos labios acaban de definirme como una rubia plástica unicelular que es más inútil que intentar barrer la arena de la playa? -y ahora es él el que parece tener que recapacitar para entender mi pregunta-. No tienen ni idea de dónde te estás metiendo, William Evans. No intentes jugar contra el diablo, o acabarás perdiendo.

-Si tú eres el diablo, entonces me lanzo al infierno de cabeza.

Mis mejillas comienzan a arder por segunda vez en menos de veinte minutos. Intento reprocharle con algo coherente, pero esta vez he de admitir que es él el que me ha dejado sin palabras. Idiota.

-Cállate, no vuelvas a hablar.

-¿Por qué? ¿mi voz te encanta y te enamora?

- No, me molesta e irrita.

Decido que es el momento perfecto para dejar la conversación. Así que paso por su lado y comienzo a bajar las escaleras sintiendo su mirada azulada desde atrás.

Los dos comenzamos a caminar en silencio hacia el lugar donde se encuentran todos los demás. No sé si él también es consciente de esta situación, pero algo me dice que esta cena va a ser de todo menos relajante.

Déjame Odiarte ©Where stories live. Discover now